Con el correr de los días, los argentinos empiezan a cambiar sus hábitos frente a la pandemia de coronavirus. Algunos comportamientos justificados, otros no tanto. Lo cierto es que se ven escenas y situaciones que hasta ahora no eran frecuentes.
Quizás lo más notorio es el saludo. El beso pasó a ser un acto evitado por muchos y hasta un momento incómodo en el cruce entre dos personas. La duda entre la mejilla o la mano, o la alternativa codo que se popularizó, en muchos casos queda en un simple “hola” a la distancia.
El mate compartido también se ve afectado. Y de hecho, los especialistas recomiendan no hacerlo. Se nota un mayor lavado de manos y uso de alcohol en gel, que de hecho escasea en las farmacias. También es común ver gente con barbijo en las calles, aunque no se recomienda. Se anticipó el cumplimiento de la vacuna antigripal.
En el transporte también se cambiaron los comportamientos. En el colectivo muchos pasajeros evitan tocar directamente las agarraderas y el timbre, para lo que usan un pañuelo. En ese medio y en los trenes se extendió la desinfección. La apertura de ventanas para mantenerlos aireados es otra constante.
Muchas empresas tienen sistemas para que sus empleados fichen con la huella digital, lo cual genera un inconveniente porque muchos se niegan a raíz del coronavirus. En los trabajos ya hay prohibición de compartir el mate.
Puertas y picaportes son objetos a los que ahora muchos parecen tenerle miedo, y ensayan formas alternativas como usar los codos o los pies. Los baños públicos no son tampoco el mejor lugar para quienes toman extremas precauciones.