Luego de estar internado una semana en el Sanatorio Otamendi, Eduardo Feinmann recibió el alta por parte de los médicos y seguirá recuperándose en su domicilio luego de haber contraído coronavirus.
Durante la internación, al conductor de radio se le detectó una neumonía bilateral, frecuente en pacientes con Covid-19, lo cual complicó su cuadro y lo hizo tener fiebre alta varios días.
Este lunes, Feinmann abandonó el Sanatorio y espera poder retornar a sus programas de Radio Rivadavia y A24, en la próxima semana.
Sus complicaciones comenzaron el miércoles 19 de agosto, cuando amaneció con una disfonía y el mismo periodista lo atribuyó al cambio de clima. Sin embargo, ese día se realizó el hisopado en el Hospital de Clínicas, horas después, anunció a través de su Twitter que el resultado había sido positivo.
El fin de semana siguiente Feinmann transitó la enfermedad sin acusar los síntomas característicos del virus. Pero en la mañana del martes pasado manifestó fiebre alta y los médicos aconsejaron su internación por precaución. Ese mismo día ingresó al Sanatorio Otamendi.
Con el correr de las horas el cuadro fue sumando elementos que provocaron una mayor observación médica. Por caso, la fiebre no descendía. Y el COVID-19 había provocado una neumonía que obligó a la asistencia de oxígeno: si bien no requirió intubación, le colocaron una mascarilla. Además permaneció en una sala común, sin ser derivado a la terapia intensiva, pero con una atención clínica permanente.
El miércoles –justo a una semana del diagnóstico– los médicos anunciaron que el pasado sería un día clave para comprobar la evolución de su cuadro y cuánto había avanzado la enfermedad. El foco estaba puesto en la neumonía, aunque ya había indicios que asomaban como alentadores.
La fiebre comenzó a registrar un marcado descenso. Y, además, los estudios clínicos determinaron que la infección –que comprometía particularmente un pulmón– no había avanzado. Así fue como el jueves por la tarde se decidió retirarle el oxígeno: ese mismo día por la noche fue la primera vez que Eduardo durmió sin la bigotera, luego de 72 horas de asistencia. El cuadro ya era estable.
