Nada se sabe hace más de un mes de Facundo y Julián Liendo, de 16 y 14 años, respectivamente, los hermanos que fueron vistos por última vez con un sujeto que les prometió trabajo como cosecheros.
Por la necesidad, los adolescentes aceptaron y anunciaron en su casa que se iban a trabajar, pero nadie volvió a tener noticias de ellos.
Lo único que se sabe desde que partieron la noche del 21 de marzo, es que la persona que los llevó en su camioneta era un conocido del mayor de los hermanos.
La más preocupada es Carmen Encina, colaboradora del comedor “Los Indiecitos” que funciona en la esquina de avenida Perón y Saavedra Lamas, en Yerba Buena.
La joven contó que desde 2018 -aproximadamente- Facundo y Joaquín acuden al lugar, que funciona también como centro vecinal del barrio El Castillo, uno de los sectores más carenciados.
El jueves temprano, mientras sus compañeras preparaban kipes para alimentar a los chicos, Encina dio detalles de la relación de los chicos ausentes con el comedor.
“A fines de marzo notamos que Facundo y Julián ya no venían. Nos preocupamos al igual que lo hacemos siempre que dejamos de saber sobre algún chico”, contó la mujer.
“Sabemos que los dos no tienen mamá y que están al cuidado de una abuela. Cuando fuimos a ver a la familia nos dijeron que los chicos se habían ido a trabajar a la cosecha”, rememoró Carmen.
“Nos llamó la atención el comunicado que comenzó a dar vueltas hoy (ayer) sobre la búsqueda, porque creímos que la familia sabía de su paradero”, explicó.
En el comedor tenían entendido que los hermanos Liendo ya no asistían a escuela; de hecho, por la extrema necesidad, solían vender frutas y verduras en los semáforos y a veces recorrían las calles de Yerba Buena en un carro.
El miércoles por la mañana, Marta Valdez realizó la denuncia en la comisaría de Yerba Buena por la desaparición de sus nietos; luego se dirigió a tribunales donde la recibió la fiscal Mariana Rivadeneira, de la Unidad de Delitos Complejos.
La funcionaria judicial ya pidió algunas medidas para tratar de ubicar a los adolescentes e identificar a la persona que los habría llevado.
“Sabía que ellos se iban a cosechar palta y limones a las fincas que están cerca del Aeroclub. Se iban por la mañana, luego vendían lo que podían y se volvían antes de la noche a la casa”, detalló Valdez.
La mujer reveló que hace un año y medio la madre de los Liendo falleció y desde entonces ella cuida de los chicos con la ayuda de sus hijos.
También explicó que desde entonces los hermanos, por iniciativa propia, salían a trabajar porque sentían la necesidad de ayudar en la casa y de poder darse algunos gustos.
“Nunca nadie los mandó a trabajar. Ellos querían tener su plata para poder comprar sus cositas, se la rebuscaban con algunos trabajos. El hombre que los llevó, un tal ‘Mocho’, lo conocía a Facundo; él habló con su hermano y decidieron ir. Les ofrecieron trabajar por $ 3.000 al día en la cosecha”, explicó la abuela de los menores.
Valdez agregó que los chicos le dijeron de esto, pero nunca le aclararon adónde iban ni en cuánto tiempo volverían.
“Yo no pude ver al hombre, pero sé que los chicos lo conocían, por lo que me dijeron. Con el paso de los días me preocupé, por supuesto, porque pensé que volverían en un par de días a lo sumo, pero no regresaron. Mis hijos me decían que me tranquilizara, que seguramente ellos están bien pero ya pasaron tantos días sin saber de mis nietos que no aguanté la desesperación y fui a denunciar la desaparición”, rememoró.
La mujer agradeció la ayuda que están recibiendo para difundir la búsqueda en las redes sociales y pidió que quien sepa algo sobre el paradero de los adolescentes se acerque a una comisaría o a la Fiscalía. “Tenemos la esperanza de que estén bien, si tan solo nos hubieran avisado adónde los llevaban hoy quizás estaríamos más tranquilos. Ojalá vuelvan pronto a casa y esto sólo sea un mal momento”, concluyó la abuela.
Arturo Juárez, un vecino de los Liendo, explicó que están desconcertados. El hombre tiene un nieto de la edad de Facundo, a quien por suerte no le avisaron de esta posibilidad.
“Los dos son buenos chicos, al menos aquí en el barrio nunca supe que hayan tenido algún problema. Lo que nos dicen es que un hombre les ofreció trabajo y ellos por necesidad aceptaron. Tenemos la esperanza de que estén bien. A lo mejor esta persona que los llevó los está ayudando, pero va a tener problemas porque la familia no sabe nada de los chicos; además creo que no se los puede contratar a esa edad”, señaló el vecino del barrio El Castillo.
Si bien la familia no hizo mención del tema, no se descarta que los adolescentes hayan tenido problemas de consumo. De ser así, esa circunstancia de vulnerabilidad podría haber sido aprovechada por alguna organización. Lo que concretamente se conoce por algunos testigos es que Facundo y Julián frecuentaban un centro de rehabilitación ubicado en avenida Solano Vera, zona en la cual solían vender las frutas que cosechaban.