Detuvieron a una policía por el crimen del cabo Concha

Publicado el: 29 septiembre, 2017

Una mujer policía, tía del principal acusado, fue detenida este jueves en el marco de la investigación por el asesinato del cabo José María del Jesús Concha.

Efectivos de la división delitos complejos, realizó una serie de allanamientos en busca de evidencias para resolver la muerte del policía asesinado el 7 de septiembre pasado y detuvieron a una empleada policial de 36 años que trabajaba en el Laboratorio Toxicológico de la Policía, y es tía de uno de los principales sospechosos.

Durante la siesta tucumana del jueves pasado, efectivos de la división Homicidios a cargo del comisario Daniel Cuellar, Subcomisario Walter Salvatierra y el Subcomisario Diego Bernachi, realizaron múltiples allanamientos en la zona norte de la capital tucumana, barrios San Agustín y otros, por orden del Juzgado de Instrucción de la III Nominación a cargo del Dr. Francisco Pisa, a los fines de lograr reunir más elementos de prueba en contra de los ya detenidos Franco Vázquez y Patricio Alarcón.

Los allanamientos arrojaron como resultado el secuestro de prendas con manchas pardas rojizas, también de dos cartuchos calibre 9 mm.

Se puso en conocimiento de los resultados parciales al Ministerio Público Fiscal interviniente, en la persona de la Dra Lucrecia Lugones, quien transmitió que por orden del señor fiscal Dr Claudio Bonari, se proceda a la inmediata aprehensión de la empleada policial y sea presentada el día viernes en hora de la mañana.

La muerte del efectivo Jesús Concha fue luego de recibir un disparo de arma de fuego durante un intento de asalto que se registró en Los Pocitos, en Tafí Viejo.

El uniformado, que prestaba servicios en el Departamento Personal de la Policía, se trasladó en su moto desde su casa hasta una despensa de avenida del Líbano al 2.700, de Los Pocitos. Mientras esperaba ser atendido, fue abordado por dos jóvenes que se movilizaban en una Honda Twister. Lo apuntaron y le exigieron que les entregara el rodado.

Concha, en un veloz movimiento, sacó la llave de la moto, se identificó como policía y sacó su arma. Los asaltantes abrieron fuego y él respondió. Habrían sido al menos seis los disparos que se efectuaron. Todo fue en un segundo. El policía hirió a los dos ladrones porque apenas pudieron subirse a la moto para escaparse. Él recibió un disparo en el pecho y otro en el brazo. Los vecinos lo rodearon para ayudarlo y llamaron a la comisaría. El policía falleció a los pocos minutos de haber ingresado al hospital.

Los acusados de asaltar y asesinar a balazos al cabo fueron detenidos pocos minutos después de ese violento episodio, cuando llegaron heridos al Centro de Salud y dijeron que ellos habían sido los asaltados.

Esa misma madrugada quedó en la mira de la Justicia una mujer policía, tía de uno de ellos, ya que se sospechaba que los acusados se cambiaron de ropa antes de ir al hospital y que la idea habría sido de ella.

Tras el crimen, la cúpula de la Policía había ordenado quitarle el arma y separarla de su cargo hasta que se esclareciera si tuvo alguna participación.

Con el correr de la investigación, se había podido conocer que la mujer llevaba bastante tiempo viviendo con su sobrino, situación que generó malestar entre sus colegas y los responsables de la fuerza. Sin embargo, el panorama de ella se complicó mucho más al descubrirse que su hermano, conocido como “El Gordo Iván”, estaba bajo sospecha de vender drogas..

En los últimos días, los pesquisas habían recibido información de que “El Gordo Iván” lideraba una banda que se habría dedicado al robo de motocicletas en la zona. Él, según los datos que les acercaron, les facilitaba los medios a sus hombres para que cometieran este tipo de ilícitos y además se quedaba con el botín.

Ante la sospecha de que el arma del uniformado, que desapareció la noche de su muerte, podría estar ahí, consiguieron una orden de allanamiento en el domicilio de Iván, ubicado a dos casas del de su hermana.

Los pesquisas ingresaron sin problemas al domicilio. En una habitación encontraron cartuchos 12/10, pero ningún tipo de arma. En otra habitación, de acuerdo a la información oficial, ubicaron en un armario más de 600 dosis de “alita de mosca” lista para su venta y una piedra de cocaína de unos 42 gramos, con la que se podrían haber fraccionado unas 80 dosis más.

Las pruebas de campo realizadas por personal de la Dirección de Drogas Peligrosas dieron positivo para estupefacientes. En la casa también se secuestraron unos $ 20.000. Por orden del juez Daniel Bejas, el “Gordo Iván” quedó detenido y su mujer, con arresto domiciliario, puesto que no tenía a quién pedirle que cuidara a sus hijos menores de edad.

Pese a que no se encontró el arma en la casa de “El Gordo Iván”, el hombre quedó relacionado a la causa de otra manera: una semana después del crimen, se encontró en Las Talitas una moto incinerada. Cuando se investigó a quién pertenecía, surgió que el dueño era él. Se sospecha que esa era la moto que utilizaban los detenidos el día del asalto a Concha.

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