Investigadores de la Facultad de Bioquímica, Química y Farmacia de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT), en colaboración con expertos de la Universidad Buenos Aires (UBA), hallaron que al menos unas 15 estructuras de las lactonas sesquiterpénicas (SLs, por sus siglas en inglés) exhiben una promisoria actividad tripanocida en análisis in vitro, por lo que podrían convertirse en candidatas para su uso directo o para emular sus estructuras químicas.
Las lactonas estudiadas fueron aisladas de plantas medicinales del género Asteraceae (Compositae). Las SLs desempeñan un importante papel en la defensa que las plantas orquestan frente a los embates de los hongos, bacterias e insecticidas. Además, en investigaciones previas, estos compuestos han demostrado ejercer un muy amplio abanico de actividades biológicas, en estudios in vitro e in vivo, como antitumorales, antiinflamatorios, antibacterianos, antifúngicos, cardiotónicos y antiparasitarios.
“Es de destacar, además, que numerosas SLs fueron reportadas como potenciales candidatas para el desarrollo de nuevas drogas antiprotozoarias”, explican los investigadores argentinos en un artículo publicado en la revista Mini-Reviews in Medical Chemistry. El Trypanosoma cruzi es un protozoo flagelado que provoca la enfermedad de Chagas, también conocida como mal o enfermedad de Chagas-Mazza, o tripanosomiasis humana americana, “con lo que era dable esperar que las SLs que seleccionamos para nuestros estudios tuviesen actividad contra el parásito”, acota la doctora Liliana Finkielsztein, profesora adjunta de Química Medicinal. Los investigadores utilizaron técnicas, como los estudios QSAR (Quantitative structure-activity relationship), que permiten analizar la relación entre la estructura y la actividad de una serie de compuestos químicos.
El equipo está integrado por expertos de las cátedras de Química Medicinal, Farmacognosia e Inmunología, de la Facultad de Farmacia y Bioquímica (FFyB) de la UBA; del Departamento de Microbiología de la Facultad de Medicina de la UBA; y de la Facultad de Bioquímica, Química y Farmacia, de la Universidad Nacional de Tucumán.
“El diseño de fármacos a partir de estudios QSAR se basa en que las propiedades biológicas de un compuesto son función de sus parámetros fisicoquímicos medibles (como la solubilidad, la lipofilicidad, los efectos electrónicos, la ionización y la estereoquímica, entre otros) que tienen una influencia decisiva en la actividad de los compuestos”, señala la doctora Albertina Moglioni, profesora titular de Química Medicinal de la FFyB.
“A una serie de compuestos cuyas actividades son conocidas, se les determina un conjunto de parámetros fisicoquímicos experimentales y/o teóricos. Mediante el análisis QSAR se obtiene una ecuación que relaciona la actividad antichagásica de determinados parámetros. Esto permite explicar las diferentes actividades de los compuestos respecto de las distintas características estructurales que estos tienen”, explica, por su parte, Finkielsztein.
Así, frente a un compuesto nuevo, por medio de la aplicación de estas ecuaciones es posible predecir si puede o no tener actividad como antichagásico, en el caso de los estudios de los investigadores argentinos, puesto que la técnica QSAR tiene muy amplias aplicaciones.
Además, los expertos analizaron in vitro la actividad tripanocida y citotóxica de 15 SLs y la compararon con la que ejerce el benznidazole, una de las dos drogas en uso para tratar la enfermedad de Chagas. Encontraron que cuatro de ellas muestran ser más efectivas y menos tóxicas que el benznidazole, hecho que las convierte en interesantes candidatas para el desarrollo futuro de fármacos. Se trata de las estructuras denominadas estafietina, peruvina, psilostachina y psilostachina C.
“Los resultados son alentadores y pueden constituirse en una importante herramienta para la identificación y el desarrollo de nuevas drogas tripanocidas”, concluyen los científicos.
Los insectos triatominos, vectores para la transmisión del parásito que causa la enfermedad de Chagas, reciben diferentes nombres en las distintas zonas geográficas latinoamericanas: vinchuca, chinche, chipo, pito, pictalaje, bananon, chirimacha, chichá y barbeiro.
El mal de Chagas o la tripanosomiasis humana americana está causada por un protozoo flagelado denominado Trypanosoma cruzi cuyo transmisor es la vinchuca. El hombre y un gran número de especies de animales domésticos (perro, gato, roedores domésticos, cerdo) y animales salvajes constituyen el reservorio. De las aproximadamente 130 especies de triatomas, seis son las que transmiten la enfermedad en más del 80 por ciento de los casos.
Fuente: UBA / DICYT