Según se desprende del Laboratorio Climatológico Sudamericano, la sequía que arrolla a nuestra provincia y gran parte del país, se agravará con el correr de las semanas.
El organismo con sede en esta provincia y proyección en un tercio del continente que vigila los devenires atmosféricos. Pese a que su localización y su clima hacen a esta región especialmente vulnerable de tener épocas de escasez de lluvias y épocas húmedas, la situación parece complicarse este año, tal como ocurrió el anterior, debido al fenómeno de La Niña y al calentamiento climático.
“De por sí, agosto es seco. Y esta vez, se está cumpliendo la estadística: no hay ninguna posibilidad de precipitaciones hasta que termine el mes. Definitivamente, no”, dice Darío Ovejero, socio del laboratorio. Y si septiembre y octubre podrían traer esperanzas, las echa por tierra. “En la primera quincena de septiembre tampoco se observan lluvias significativas”, precisa.
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Recién a partir de la segunda quincena, se producirían algunos eventos aislados, prosigue. No obstante, hace la salvedad de que esas lloviznas que llegarán con el inicio de la primavera y que tenderán a regularizarse con el correr de las semanas no serán de grandes volúmenes. “Las precipitaciones de septiembre y octubre estarán por debajo de lo normal para esos meses”, anticipa el también licenciado en geografía y profesor de la cátedra de climatología de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT).
Al enterarse de estos vaticinios, Ricardo Grau se toma la cabeza. El director del Instituto de Ecología Regional, que depende de la UNT y del Concejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), cuenta que ya se registraron algunas quemas importantes de pastizales. “Se incendiaron unas 300 hectáreas en el Carapunco, en Tafí del Valle, y hubo otros focos menores en algunas áreas pedemontanas”, detalla el investigador.
“Hay sectores de yungas que tienen acumulado combustible seco, originado en ramas quebradas por las nevadas de junio y julio. La hojarasca aún no está lista para encenderse fácilmente. Pero irá perdiendo humedad de aquí en adelante”, describe. Entonces, si está previsto que no llueva durante los siguientes 20 días y las temperaturas promediarán los 25°, con picos por encima de 30° -razona él-, es de inferir que podríamos tener más fuego. Ovejero coincide: “las proyecciones nos indican que pueden aumentar los eventos de incendios”.
EN 2020. En un mes, la sequía “comió” 3,5 millones de toneladas de soja.
Desgraciadamente, ambos añaden un agravante: los vientos zondas (secos y cálidos) característicos de esta época. Ante esta perspectiva, Grau insta a alertar a quienes transitan por los bosques, como bikers, corredores, enduristas, campesinos y guardaparques para que extremen los cuidados y para que den aviso de inmediato. “Es importante tomar medidas proactivas. En lugar de actuar de manera reactiva, es necesario que las autoridades y organismos de lucha se declaren en estado de alerta”, observa Grau, y recuerda lo ocurrido en octubre pasado, cuando ardió la parte baja del cerro San Javier, muy cerca de la población de El Corte y la Loma de Imbaud.
De hecho, esta mañana el Servicio Meteorológico Nacional emitió un alerta por vientos zondas para las zonas montañosas de Lules, Monteros, Tafí Viejo y Tafí del Valle, entre otras, destaca el jefe del cuartel de bomberos de la ciudad de Yerba Buena, Pedro Hernán Rodríguez Salazar. Ese aviso fue visto de reojo por sus escuadrones, que saben que la combinación de viento y sequía puede acabar mal. “En esta época, una simple fogata o una quema de basura se convierte, en segundos, en un incendio de grandes magnitudes. Las condiciones climáticas favorecen a la rápida propagación del fuego”, destaca.
Por ello, tanto Grau como Rodríguez Salazar recomiendan que se evite realizar fogatas, arrojar colillas de cigarrilos o quemar basura en los cerros. Además, alientan a los deportistas a denunciar si observan algo fuera de lo normal. “Nosotros podemos verificar, si se encuentra en nuestra jurisdicción. Llamen al 4252670”, concluye Rodríguez Salazar.
Las causas de la sequía
Días atrás, los expertos de la Oficina Nacional de Administración Océanica y Atmosférica, de Estados Unidos, advirtieron que por segundo año consecutivo se prevé una ocurrencia del fenómeno de La Niña. La probabilidad para el próximo verano subió de un 67% a un 70%. También desde el Laboratorio Sudamericano señalan esa dirección. “Los parámetros nos indican que se está consolidando La Niña. Por eso, están alborotados los productores agropecarios de todo el país. Para el campo, esa es la peor condición”, explica Ovejero. Aunque habrá que esperar hasta diciembre -que es cuando se confirma de manera certera la prevalencia o no del fenómeno climático-, todo hace suponer que nos encontraríamos una vez más bajo sus efectos. “En nuestra provincia causará más calor y sequías”, detalla.
De hecho, este trimestre (agosto, septiembre y octubre) con lluvias por debajo de lo normal tiene que ver con este fénomeno. La Niña produce un enfriamiento a gran escala de la temperatura de la superficie en las partes central y oriental del océano Pacífico ecuatorial. Esto impacta en el clima de vastas regiones del planeta. En la Argentina, conlleva sequías. En contraposición, El Niño acarrea lluvias.
Los efectos de La Niña empezaron a sentirse entre agosto y septiembre de 2020, según los indicadores atmosféricos y océanicos. En octubre y noviembre de aquel entonces alcanzaron su pico máximo, de acuerdo a los reportes de la Organización Meteorológica Mundial (OMM). No obstante, hasta ahora se sienten sus coletazos. Ahora, habrá que ver si el Pacífico vuelve a sus condiciones neutras o -como dice Ovejero y otros organismos- habrá un regreso de La Niña.
RESERVA. El Cadillal, con provisión.
No obstante, esa no es la única causa de la sequía. El calentamiento climático también incide. En Tucumán, se espera un período de unos cincuenta años de sequía. Afortunadamente para los tucumanos, mientras siete provincias se encuentran en emergencia hídrica por la baja del río Paraná, en Tucumán el embalse El Cadillal no se han producido aún inquietudes por falta de líquido.