Es un hecho alentador saber que el principio del final tiene que llegar en algún momento. Por ello, investigadores de todo el mundo, lo afirman: “El coronavirus seria incapaz de encontrar suficientes huéspedes susceptibles para sobrevivir y desaparecerá en dondequiera que surja brevemente”.
Según un articulo destacado de New York Times, donde se realizarón entrevistas con más de una decena de científicos, alentaron explicando que “es probable que el umbral sea solo el 50 por ciento, tal vez incluso menos. De ser cierto, sería posible que el coronavirus retroceda más rápido de lo que se pensaba”, para lograr la llamada inmunidad colectiva o de rebaño -el punto en el que el virus ya no puede propagarse porque no hay suficientes humanos vulnerables-.
Los nuevos cálculos son resultado de un complicado modelado estadístico de la pandemia y todos los modelos han adoptado enfoques divergentes, dando lugar a estimaciones inconsistentes. No es seguro que ninguna comunidad del mundo tenga los suficientes residentes inmunes al virus para resistir una segunda ola.
Cómo funciona
La inmunidad de rebaño se calcula a partir del número reproductivo de la epidemia, R0, un indicador que determina a cuántas personas le propaga el virus cada individuo infectado.
Los cálculos iniciales del umbral de inmunidad de grupo suponían que cada miembro de la comunidad tenía la misma susceptibilidad al virus y se mezclaba aleatoriamente con los demás miembros del grupo.
“Eso no sucede en la vida real”, dijo Saad Omer, director del Instituto de Salud Global de Yale. “La inmunidad de rebaño podría variar de un grupo a otro y de una subpoblación a otra”, e incluso entre códigos postales, afirmó.
Por ejemplo, un vecindario de personas mayores puede tener poco contacto con otros pero sucumbir al virus rápidamente cuando se encuentran con él, mientras que los adolescentes pueden transmitir el virus a decenas de contactos e incluso así mantenerse sanos. El virus se mueve lentamente en las zonas suburbanas y rurales, donde las personas viven muy separadas, pero se transmite con rapidez en las ciudades y los hogares llenos de gente.
Una vez que se tienen en cuenta estas variaciones del mundo real en cuanto a densidad y demografía, los cálculos de la inmunidad de rebaño caen. Algunos investigadores, que son minoría, incluso sugirieron que la cifra puede estar en el rango del diez al veinte por ciento.
Suponiendo que el virus logra encontrar a los más aventurados y a los más susceptibles en la primera ola, después de una ola de infección, la inmunidad se distribuye de manera más eficaz que con una campaña de vacunación que pretende proteger a todo el mundo, explicó Tom Britton, matemático de la Universidad de Estocolmo.
Su modelo sitúa el umbral de inmunidad de rebaño en el 43 por ciento; es decir, el virus no puede mantenerse en una comunidad después de que ese porcentaje de residentes se haya infectado y recuperado.
Sin embargo, eso significa que muchos residentes de la comunidad se habrán enfermado o incluso que murieron, un alto precio a pagar por la inmunidad de grupo. Y expertos como Hanage advirtieron que incluso una comunidad que tal vez haya alcanzado la inmunidad de rebaño no puede permitirse ser complaciente.
El virus puede seguir surgiendo por aquí y por allá, incluso si su propagación general está bloqueada. Tampoco está claro cuánto tiempo es inmune al virus una persona que se recuperó de la enfermedad.