“Creemos que tranquilamente podríamos hacer el test a todos los trabajadores abocados al campo de la salud”, afirma Leticia Bentancor, investigadora del Conicet en el Instituto de Estudios para el desarrollo productivo y la innovación de la Universidad Nacional de José C. Paz. Lidera uno de los 64 proyectos que serán subsidiado por la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (Agencia I+D+i), con el objetivo de realizar un kit serológico para detectar anticuerpos de SARS-CoV-2.
La novedad de su propuesta radica en que el test podría ser aplicado en humanos y en animales; al tiempo que su fabricación en el país abarataría de manera considerable el costo de producción.
El equipo que usted lidera desarrollará un kit serológico. ¿De qué se trata?
–Son aquellos que se emplean para medir anticuerpos y para realizar, a mediano plazo, un seguimiento epidemiológico de las personas que durante algún momento de la pandemia tuvieron coronavirus. Esos kits hoy se están importando así que nuestro aporte, de ser escalado industrialmente, sería fundamental. Además, realizamos un agregado original en la medida en que será multiespecie. Hemos advertido que, además de humanos, infecta a mascotas así como también a animales silvestres, como se ha comprobado en el último tiempo.
–Pero, ¿ya se ha demostrado que los animales, además de portadores, pueden transmitir el virus?
–No se ha comprobado, aunque se ha visto que los gatos han dado positivo de covid-19. A la fecha hay muchísimos aspectos de este virus que se desconocen pero no podemos afirmar nada de manera contundente respecto de los animales. Por eso, como aún se requiere de información certera en este punto, más vale producirla nosotros desde Argentina.
–¿El test serológico es el que, actualmente, se emplea en las estaciones de tren?
-Sí, es el que se usa en Retiro y Constitución. La modalidad en estos casos es en base a tiritas reactivas. Funcionan como el Evatest y entregan el resultado en 10 minutos. Nuestro kit serológico emplea la técnica ELISA, que se caracteriza por utilizar una placa que cuenta con 96 pocillos y requiere de equipamiento específico, por eso, no podría realizarse en la calle. En cada uno de los pocillos se coloca el antígeno –una proteína viral–, de manera que si nosotros hemos generado anticuerpos para combatir al patógeno en nuestro organismo, éstos estarán en condiciones de reconocer a la proteína. Este test no sirve para diagnóstico de carga viral porque los resultados negativos, eventualmente, podrían corresponder a aquellas personas que tuvieron el virus aunque tal vez no generaron anticuerpos todavía.
–Una de las condiciones de la convocatoria era que los proyectos pudieran concretarse a corto plazo. ¿En qué fase están ustedes?
–Ciertamente hemos avanzado en del desarrollo. De manera previa, nosotros ya habíamos solicitado al exterior los insumos necesarios para producir cuatro proteínas recombinantes diferentes con el propósito de optimizar el proceso y ver cuál es la más eficiente, la más sencilla de purificar y la más sensible para medir anticuerpos. Necesitamos disponer de la proteína en la mayor cantidad posible y purificada; de hecho, eso constituye el paso crítico de todo este proceso. Estamos enfocados en este punto y listos para resolverlo. Según la planificación establecida, consideramos que en dos meses, a partir de la compra de insumos a través del subsidio, podríamos tener el kit para ser utilizado. Abaratamos muchísimo los costos con este desarrollo local: calculamos que procesar 93 muestras nos costará unos 10-20 dólares. Un número increíble comparado con los mil dólares que cuesta si se adquiere el mismo producto en el exterior.
–La diferencia de dinero es notoria. ¿En cuánto tiempo su test entrega los resultados?
—En dos horas. Creemos que tranquilamente podríamos hacer el test a todos los trabajadores abocados al campo de la salud, por ejemplo. La principal ventaja es que como se trata de placas con 96 pocillos, cada una podrá usarse para 93 muestras procesadas a la vez (más las tres de control que siempre se realizan en este tipo de ensayos). También es factible utilizar la placa con menos muestras en caso de que se necesite entregar los resultados de manera más veloz. Es una técnica muy sencilla, ya que una sola persona en un laboratorio podría trabajar con varias placas a la vez. En el proyecto presentado también propusimos que los resultados se podrían ir cargando en un sistema informatizado y, potencialmente, pueden asociarse a un seguimiento por código QR para concretar de una manera más precisa el estudio epidemiológico en buena parte de la población. Además, estamos detrás de certificar nuestra tecnología con los comités de bioética correspondientes.
–¿Cómo es que su tecnología puede servir para diferentes especies al mismo tiempo?
-Lo único que lo vuelve multiespecie es el método de revelado. En el kit ELISA se coloca un antígeno en una placa, luego las muestras y, por último, se revela con un anticuerpo secundario que reconoce al primario. Nosotros lo revelamos con un insumo muy específico que nos permite obtener resultados para cualquier especie. La Agencia Nacional de Laboratorios Públicos (ANLAP) nos permitió estar en contacto con Laboratorios Chaqueños SA que son los únicos de producción pública que tienen permiso para producir una tecnología de este estilo. Ellos serán los responsables de realizar la fabricación en escala del kit.
–Este proyecto es el fruto de la articulación de científicos y especialistas de diferentes instituciones.
–Eso es lo central. El proyecto fue generado con la doctora Alejandra Capozzo. Cada una de las instituciones comprometidas se encargará de las diferentes etapas del proceso. Todas son públicas: la Universidad Nacional de Quilmes (a cargo de las proteínas recombinantes), la Universidad Nacional de José. C. Paz (armado y validación del prototipo), el Hospital San Juan de Dios de La Plata (brindará las muestras de pacientes de coronavirus, así como de otras infecciones respiratorias que funcionan como control). Una tecnología argentina hecha para los argentinos.