“River es todo para mí, conocí el Monumental de día y de noche, es el mejor recuerdo que tengo”. Así realataba su pasión Abel Amaya, un adolescente tucumano que perdió la vista a los 11 años y fue a la cancha de sus amores cuando tenía 9, antes de perder su visión. Viajó al Monumental con la ilusión de festejar un campeonato, pero volvió lleno de tristeza por todo lo vivido.
Cuando llegó todos se abalanzaron sobre él, lo saludaron, le gritaban y hasta le sacaban su gorra para hacerle una caricia. “Ahí viene Abel” se escuchaba que gritaban, todos corrían a recibirlo con entusiasmo. El cariño que tienen con el chico de Yerba Buena es diferente,es especial, lo notabas sin conocerlos.
Hace dos años conoció al grupo de hinchas que viajan con él, su mayoría pertenecen a la Agrupación Federico Vairo, de Concepción. “Desde que lo conocí a ellos siempre que puedo viajó,me cuidan no me dejan solo. Disfrutó un montón los viajes, son hermosos, relataba emociónado con su camiseta ,abrazado a su amigo Daniel que lo acompaña en todo momento en los viajes.
El fanático millonario, vive los partidos de una manera muy especial, en la tribuna lo escucha por la radio y siempre con un amigo al lado, para explicarle las jugadas polémicas. Él siempre está atento a los movimientos y a los dichos en los hinchas por qué lo guían son fundamentales.
“Fui dos veces a la cancha de día y de noche, entonces la conozco. Cuando escucho el partido tengo una imagen en mí cabeza y me voy imaginando todo lo que pasa. En qué sector de la cancha pasa y esas cosas”.
Abel guarda como un tesoro ese recuerdo del Monumental, por qué pudo estar y vivir esa pasión. Por eso cuando va a cada partido, recurre a esa imagen visual que guarda y saba en que sector de la cancha sucede cada cosa.
A pesar de todo lo que sucedió Abel viajó y disfrutó el momento. Vuelve triste como los otros cientos de tucumanos que viajaron para ver un show del fútbol y no pudieron.
Reviví la charla con el fanático “Millonario” antes de partir al sueño Monumental.
