A una semana del descubrimiento, la oficina de Gestión de Costas y Ríos de la prefectura de Hamamatsu a cargo de Hiroyuki Yagi, reveló el enigma de la bola gigante. Finalmente, Hiroyuki Yagi informó que el objeto de metal, de color naranja oxidado y de un metro y medio de diámetro, era una boya. La confirmación fue publicada por el New York Times.
Esta bola gigante fue descubierta hace una semana en la playa de Enshuhama, ubicada en la ciudad de Hamamatsu. La mujer que la vio fue quien notificó el hallazgo de la bola gigante y avisó a las autoridades locales, la policía y al escuadrón antibombas se acercaron al lugar para examinarla y determinar si se trataba de un objeto peligroso o no.
Las dudas que despertó la bola gigante en el mar de Japón
Después de que la esfera llegara a tierra en Hamamatsu, Japón, funcionarios con cascos y trajes protectores contra materiales peligrosos acordonaron el área e incluso colocaron un cono de tráfico en la arena para alejar a la gente. Eso llevó a especular que podría ser una antigua mina transportada por mar o algún tipo de instrumento de espionaje.
Luego de 48 horas de análisis y de descartar que se tratara de un explosivo, los expertos decidieron que la enorme esfera fue removida con una grúa para un estudio más exhaustivo.
“Es solo una boya normal”, dijo en una entrevista publicada en el New York Times Uwe Send, oceanógrafo del Instituto Scripps de Oceanografía de la Universidad de California en San Diego.
El Dr. Send agregó que tales boyas estaban ampliamente disponibles para su compra en línea y se podían ver en Pinterest. Los oceanógrafos usan diferentes tipos de boyas para muchos tipos de investigación y normalmente las pintan en colores brillantes, con un nombre o número de teléfono, a menudo adjuntando una luz o una baliza para ayudar a realizar un seguimiento del costoso equipo conectado a ellas.
Durante el diálogo, el profesional se mostró sorprendido y expresó que la respuesta a la boya de Hamamatsu le pareció un poco extraña, dado el uso común de tales dispositivos en la investigación oceánica y el transporte marítimo. “Tal vez todo el mundo está paranoico por los globos”, concluyó Send.