Juan Antonio Grassi, de 34 años, había recibido un disparo en el abdomen luego de que le quisiera robar la moto el 17 de mayo pasado. Llegó de urgencia al Hospital Padilla donde lograron salvarle la vida, pero más tarde su riñón sufrió complicaciones, y los doctores implementaron un método extraordinario para salvarlo.
Luego de que le salvaran la vida, Grassi se encontró internado en el Padilla, con el correr de los días, su riñón, el encargado de producir orina, no podía hacer que la misma llegue a la vejiga porque se había producido una lesión bastante extensa.
Ante esta situación, lo único que quedaba era sacarle el órgano para evitar su pérdida. Luego de la extracción, lo evaluaron, lo reconstruyeron y volvieron a reimplantarlo, pero en una zona más baja del cuerpo para que esté más cerca de la vejiga y así poder eliminar el líquido.
“Habitualmente un trasplante de riñón se hace en la parte baja del cuerpo para que los elementos que se necesitan conectar lleguen, porque son más cortos. En este caso fue su mismo riñón y en vez de descartarlo lo logramos reconstruir y lo pudimos reimplantar ese mismo día“, comentó Fernando Gómez Huamani, subjefe de la Unidad de Trasplante Renal del Hospital Padilla.