El paso de las horas y la búsqueda incesante de Luis Armando Espinoza-para muchas personas a estas alturas se trata de la búsqueda de su cadáver-ha dejado un escenario dispuesto a que se produzcan novedades: la detención de ocho policías y un vigía ciudadano podría derivar en el quiebre del silencio que por ahora mantienen todos los implicados.
La intervención de los sospechosos en el paraje El Melcho, en Monteagudo, al sur de la provincia terminó el viernes 15 de mayo con la desaparición de Espinoza quien se encontraba junto a su hermano en una especie de festival de carreras cuadreras. Según la versión de los policías, acudieron al lugar en el marco de un operativo para impedir que se rompiera la cuarentena. Sin embargo, los testigos afirman que no es la primera vez que los efectivos acuden al lugar solo para cobrar dinero a cambio de que el evento continúe.
Las pericias realizadas a cinco vehículos secuestrados en las últimas horas, donde podría haber estado la víctima, podría derivar en la conclusión de los especialistas de que Espinoza fue atacado por los efectivos que luego podrían haberse deshecho del cadáver.
En esos trabajos se habrían encontrado nuevos indicios que complicarían la situación procesal de los efectivos que fueron detenidos el miércoles por orden de la Justicia.
Los efectivos que están implicados pertenecen a la comisaría de Monteagudo pero dos de ellos habrían sido ya denunciados por hechos similares: uno tiene que ver con la golpiza que recibió un joven que estuvo preso en la comisaría de Simoca (el implicado prestaba servicios allí por entonces)
Con esos elementos, la hipótesis que elabora la fiscal tomó fuerza y complicó la situación del personal que prestaba servicio en la comisaría de Monteagudo.
La teoría, de acuerdo a los elementos incorporado a la causa en las últimas horas, establece que uno de los uniformados habría disparado a Espinoza provocándole lesiones mortales.
Algunos de sus compañeros podrían haberlo ayudado a ocultar el cuerpo y, los restantes, decidieron llamarse al silencio para tapar lo sucedido.
Los investigadores supervisados por la fiscal Mónica García de Targa avanzan sobre la hipótesis del homicidio y procuran establecer quienes son los autores materiales y quienes pueden llegar a ser los partícipes o eventuales encubridores.
Mientras tanto, la búsqueda de Espinoza continúa enfocada en las costas de El Frontal. Los pesquisas están convencidos que lo arrojaron en el agua y por eso no lo pudieron encontrar.
