La nueva cárcel de Benjamín Paz, construida a 50 kilómetros de la capital tucumana, albergará a 1800 delincuentes y fue diseñada siguiendo estándares que respetan los derechos de los presos y del personal.
Este penal está dividido en dos módulos, el primero de los cuales estará listo en diciembre de 2024, con capacidad para 900 condenados, mientras que el segundo módulo se entregará en agosto de 2025. La obra ya ha costado $24.500 millones y es la única obra pública de gran envergadura que sigue en ejecución en la región.
El penal, ubicado cerca de la ruta 9, se diseñó para minimizar los traslados de los internos. Cada uno de los cuatro pabellones que estarán operativos en diciembre tendrá celdas con capacidad para dos o cuatro reclusos, equipadas con literas, sanitarios, mesas y bancos de cemento. Aunque las camas originalmente eran de metal, por razones de seguridad se cambiarán a mampostería. Los pabellones incluyen duchas y cocinas industriales, además de oficinas para los guardias, quienes monitorearán a los internos de manera personal y a través de cámaras de seguridad.
La cárcel tendrá un sistema de recreo restringido a una o dos horas al día en patios especialmente diseñados, mientras que los presos se desplazarán por la cárcel mediante pasillos controlados por guardias. Un espacio de uso múltiple permitirá recibir visitas y realizar audiencias virtuales para reducir traslados.
El primer objetivo del penal será descomprimir las comisarías de la provincia, donde actualmente se alojan 2.300 detenidos. De estas, 900 personas serán trasladadas a Benjamín Paz, al igual que 126 mujeres que se encuentran en dependencias policiales, quienes serán reubicadas en la alcaldía de Delfín Gallo. Esto permitirá a la policía enfocarse en tareas preventivas y no en la custodia de detenidos.
El ministro de Seguridad, Eugenio Agüero Gamboa, destacó que este proyecto reducirá considerablemente la sobrepoblación carcelaria y mejorará las condiciones tanto de los internos como del personal encargado de su cuidado.