En el mítico estadio Maracaná de Río de Janeiro y frente a más de 7 mil espectadores invitados por protocolo, Argentina gritó CAMPEÓN por primera vez en casi 30 años. La Albiceleste dio el golpe en tierras brasileñas que era el favorito. El héroe de la jornada fue Angel Di María, autor del gol del triunfo luego de un gran pase de Rodrigo De Paul.
Pero sin duda, la emoción más grande estuvo concentrada por el logro del primer título de Lionel Messi con la albiceleste, lo único que le faltaba al crack para consagrarse como el mejor jugador actual.
El gol le marcó el camino a Argentina: a espaldas de Renán Lodi, Di María encontró territorio firme para lastimar, tal vez el único resquicio con continuidad que ofreció el primer tiempo. A los 32, una réplica furiosa que inició en De Paul derivó en Messi, quien aceleró, gambeteó y remató de zurda: su intento se marchó apenas ancho.
El duelo sostuvo la tónica de antes del tanto: asfixia mutua, espacios ínfimos. Los conducidos por Scaloni lograron aire cuando consiguieron algunos oasis de tenencia, a partir de la inteligencia de De Paul o los estiletazos de Paredes. Sin embargo, casi no sufrió en el área de Martínez. Algún titubeo en la marca en la pelota parada le dio alguna esperanza a Brasil. Lo concreto: Argentina llegó dos veces y sacó ventaja.