Una serpiente Yarará fue encontrada en el fondo de una casa, ubicada en Los Pocitos, Tafí Viejo. Ante la gravedad de la situación y estar expuesta a la mordedura del reptil, Karina Coronel, de 34 años, dio aviso a la División de Delitos Rurales y Ambientales quien acudió inmediatamente al domicilio
Con el fin de evitar algún mal mayor de los residentes, la unidad especial tomo todas las medidas de seguridad para proceder a atrapar a la especie que se había escondido en el lavadero de la casa.
Se trata de una serpiente venenosa de color marrón chocolate, y pintas negras con marcas transversales. Posteriormente, el animal fue trasladado al Instituto Miguel Llillo, para su resguardo.
Un herpetólogo de la misma fundación explicó que este tipo de serpientes venenosas es la que más accidentes produce en Tucumán. Sin embargo, las yarará, son animales habituales en esta zona, según afirmó el doctor Gustavo Scrocchi, quien se desempeña en el instituto de Herpetología del Miguel Lillo.
“Hay más cantidad de yarará que de cascabeles en Tucumán, y son más nerviosas. No son agresivas, sino que no tienen mucha paciencia. El cascabel es más tranquilo y cuando alguien se acerca, se va”, ahondó el herpetólogo.
Regularmente, la especie presenta una coloración castaño claro a oscuro, alcanzando los adultos una longitud que varía de 0.7 a más de 1.5 metros según cada especie.
Son agresivas y atacan al sentirse agredidas. Sus dientes son anteriores, grandes, móviles, con conducto interno por donde circula el veneno, logrando una perfecta inyección de veneno al morder.