Un histórico y conmovedor homenaje en su tierra natal recibió esta mañana el prócer tucumano Bernardo de Monteagudo. Durante un acto encabezado por el intendente Germán Alfaro, sus restos fueron depositados en el Cementerio del Oeste, donde el abogado, político, militar y revolucionario tucumano tendrá su descanso definitivo y última morada.
“Monteagudo prefirió ser mártir para que nosotros seamos libres”, destacó el intendente Germán Alfaro, quien participó de la ceremonia de inhumación junto al subsecretario de Planeamiento Estratégico y Política Militar del Ministerio de Defensa de la Nación, Hugo Perri, y el gobernador Juan Manzur. También estuvieron presente el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Antonio Gandur; el arzobispo de Tucumán, Monseñor Alfredo Zecca; y el jefe de la guarnición Ejército Tucumán y director del Liceo Militar “General Gregorio Aráoz de Lamadrid”, Luis María Garro.
Durante su discurso, Alfaro resaltó que “Monteagudo puso vida, pasión y convicciones al servicio del pueblo” y consideró que “merecía este resarcimiento histórico”. El intendente afirmó que “los intelectuales de esos años de lucha eran hombres de acción, que no le ponían sólo la mente a la revolución, sino también el cuerpo”.
El jefe comunal explicó que “a través de esta iniciativa de la Municipalidad de San Miguel de Tucumán se quiere reparar la memoria de Bernardo de Monteagudo, reconociéndolo como autor de la arquitectura de la independencia americana”. Además, el intendente remarcó: “con mucho orgullo recibimos a este hijo dilecto de nuestra ciudad y de nuestra provincia”.
En el acto, Alfaro y Pierri descubrieron una placa recordatoria en el Monumento a Monteagudo y, posteriormente, junto al gobernador Manzur depositaron una ofrenda floral.
El jefe comunal agradeció al Ministerio de Defensa de la Nación, que otorgó la autorización para concretar el traslado, en su carácter de titular del mausoleo del general Pablo Ricchieri, en el Cementerio de la Recoleta, en Buenos Aires, donde se encontraban los restos de Monteagudo. Desde allí, el viernes pasado, partió la urna, que el sábado llegó a la Ciudad Histórica de San Miguel de Tucumán, tierra que vio nacer al prócer en 1789. El cuerpo del prócer independentista fue velado durante casi cinco días (desde la tarde del sábado) en la sala de la empresa Flores, ubicada en el pasaje Padilla de esta Capital, tras lo cual fue llevado esta mañana a su última morada.
“Ha sido muy importante recuperar a un hijo predilecto de Tucumán, más en esta época que coincide con el Bicentenario. Esto es importante, no sólo para los tucumanos, sino también para todos los argentinos. Bernardo de Monteagudo está donde tiene que estar”, expresó Hugo Pierri en rueda de prensa.
Durante la ceremonia realizada hoy en la necrópolis, se hizo una breve reseña para destacar la figura del ilustre tucumano, a cargo del doctor en historia Daniel Campi, miembro del Consejo Nacional de Investigaciones
Científicas y Técnicas (CONICET). “Agradezco a la Municipalidad por haberme elegido para recordar a Monteagudo. Es un privilegio y honor hacerlo en este momento donde él está llegando a su lugar de descanso definitivo”, expresó Campi. Además, el investigador agregó que “esta es la mejor manera de homenajear a los congresales de 1816, ya que así como estos tuvieron un profundo sentimiento de libertad, también lo tuvo Bernardo de Monteagudo”.
Del acto también participaron funcionarios provinciales, municipales, legisladores, concejales, representantes de las Fuerzas Armadas y de Seguridad, del cuerpo consular de Tucumán, autoridades universitarias, colegios profesionales, asociaciones extranjeras e instituciones no gubernamentales.
Cortejo de honor y mausoleo revalorizado
La urna con las cenizas de Monteagudo partieron desde la sala velatoria, a las 10, hacia el Cementerio del Oeste, escoltados por una guardia de honor integrada por soldados y cadetes del Liceo Militar General Gregorio Aráoz de Lamadrid, la agrupación tradicionalista gaucha “Bernardo José de Monteagudo” y agentes de la Policía Municipal de Tránsito. En la calle Asunción, frente a la necrópolis, el cortejo de honor fue recibido por efectivos de la Gendarmería Nacional, del Liceo Militar, de la Policía Federal y de la Escuela de Policía; junto a docentes y alumnos de las escuelas Gabriela Mistral, Alfonsina Storni y Dr. Bernardo de Monteagudo.
Para recibir los restos del prócer, el Municipio puso en valor un mausoleo de gran categoría dentro del Cementerio del Oeste. Se trata del monumento que perteneció a las familias Arocena y Alurralde, que quedó desocupado hace varios años, y que fue construido íntegramente en mármol de carrara, a fines del siglo XIX. Además, la Municipalidad remozó la fachada e interior de la necrópolis y agregó referencias históricas en algunos monumentos, entre ellos los de Próspero Mena, Raúl Colombres y la familia Paz, que fue la que donó los terrenos para construir el Cementerio.