Luciana Álvarez, amiga de la mama de Priscila, conocía a la joven desde niña y con un profundo dolor intenta entender porque le hicieron esto a una muchacha “tan buena”. Sigue preguntándose por que destruyeron a una familia tan querida por todo el pueblo, “esto me afecta mucho porque estuve al lado de ellos desde el primer momento, siempre mantuvimos la esperanza de encontrarla” relató entre lágrimas a Tucsinfiltro.
Luciana vive hace 42 años en San Pablo y jamás vivió algo así, el dolor se apoderó de un pueblo que hace bastante dejo de ser tranquilo, por los innumerables robos que sufren sus vecinos a diario. “Vivimos hechos de inseguridad, robos y esas cosas, pero lo que paso con Pri no se puede explicar. Ella tenía un perfil bajo, no era una chica mediática, venia de una familia trabajadora que vive el día a día, no entiendo porque tanta maldad hacia ella” manifestó entre broca y dolor.
“A Priscila la conozco desde niña, siempre fue alegre, sonriente, perfil bajo, tranquila. Daba la vida por su hijo, amaba a su papá. El mejor recuerdo que guardo es su sonrisa”, relato su amiga compungida. La joven vivía con su papá y sus dos hermanos, porque sus padres estaban separados, “era la luz de su papa, junto a su nieto. Era una mama excelente, amorosa, vivía pendiente del nene. No salía de fiesta como decían, que se podía haber machado por su cuenta”.
Sin disimular su llanto Luciana, cuenta que la verdadera pasión de la joven era Atlético Tucumán que asistía a la cancha junto a su familia y amigos, “le encantaba ir a la cancha con su familia, era su pasión, lo disfrutaba muchísimo”, culminó.
Asi la despedian en las redes la “Barra del decano”.