Somatizaciones: cuando lo emocional causa dolor físico

Publicado el: 21 mayo, 2021

Algunos estudios afirman que alrededor del 50% de las enfermedades tiene origen emocional. Otras investigaciones aseveran que puede estar por encima del 80%, pues el mismo estrés catalogado como el flagelo de mundo moderno, es responsable de alrededor de medio centenar de patologías.

Un cáncer puede ser la respuesta a un estado emocional persistente. Porque las células, aquellos “microuniversos”, tan sensibles, sucumben a un estado de estrés extremo y entran en ´shock´: se produce una alteración, una multiplicación anormal de estas células, que da origen a un tumor.

Algunos estudios afirman que alrededor del 50% de las enfermedades tiene origen emocional. Otras  investigaciones aseveran que puede estar por encima del 80%, pues el mismo estrés catalogado como el flagelo de mundo moderno, es responsable de alrededor de medio centenar de patologías.

“El cuerpo se manifiesta a través de las enfermedades. Cada dolor es un llamado del cuerpo porque algo anda mal”, dice la doctora María Amelia Bueno, médica ayurvédica, del Servicio de Medicina, Mente y Cuerpo, del Centro Médico Imbanaco.

Según la especialista, esa relación cuerpo-mente se refleja en cómo las actitudes conflictivas, los temores, miedos o los sentimientos reprimidos, tienen la capacidad de alterar el organismo y su funcionamiento. Por eso, es fundamental descubrir cuál es el origen sicológico de sus dolencias y trabajar, especialmente, las emociones negativas, para alcanzar que su vida sea más sana o saludable.

Siempre hay una carga emocional en las enfermedades. Dependiendo de qué tan grande esta sea, puede agravar el proceso. El cuerpo está preparado para el estrés, pero no para un estrés crónico, termina por vulnerar las partes más sensibles del organismo.

Para ejemplificar, la doctora María Amelia, cita la “Parábola Budista de las 2 flechas”. Si alguien nos tira una flecha, el dolor que sentiremos será tal como si en vez de una flecha nos hubieran lanzado dos.

“La primera flecha, la que viene de afuera representa el dolor, los problemas o la enfermedad que se padece. La segunda flecha son las emociones y los pensamientos que llegan asociados a esa primera flecha”, dice la médica ayurvédica.

Según la especialista, muchas veces esa segunda flecha es más grande que la primera y esta carga emocional puede generar ansiedad o depresión. “También empieza a manifestarse a nivel físico, activando procesos inflamatorios, bajando las defensas o el sistema inmunológico, alteraciones en el colon, tensión muscular y dolores en la espalda o la cabeza, entre otros síntomas”, dice la doctora Bueno.

Los problemas gástricos están asociados, también, a procesos de estrés agudos, a emociones negativas como la irritabilidad o mal humor, a la impaciencia. Problemas como la dermatitis, el dolor de cabeza y los dolores lumbares, a la ansiedad y la insatisfacción.

En el libro “La conexión cuerpo mente”, su autora, Debbie Shapiro, explica cómo nuestros estados emocionales pueden favorecer todo tipo de enfermedades: hipertensión, disfunciones cardíacas o trastornos nerviosos de diferentes tipos. Las distintas dolencias pueden contribuir no sólo a transformar nuestra salud física, sino también a facilitar la curación a un nivel más profundo. El secreto está en descubrir y comprender los mensajes que encierran los desórdenes físicos para poder conocernos y vivir mejor.

Según la Medicina Tradicional China hay emociones que pueden afectar ciertos órganos o funciones. Por ejemplo, la tristeza disminuye el sistema inmunológico y da predisposición a enfermedades respiratorias y digestivas. La ira y la frustración afectan el hígado y la vesícula biliar y además generan tensión muscular.

“La obsesión afecta los procesos metabólicos y puede facilitar y empeorar la diabetes y la obesidad, y el miedo puede afectar los riñones y generar afecciones de los huesos y las articulaciones”, señala la médica ayurvédica.

“Por esta razón – dice la doctora María Amelia –  es importante aprender a identificar estas flechas, puesto que la segunda si podemos aprender a modularla e incluso desaparecerla. ¿Cómo? Lo primero es hacer consciencia de nuestro cuerpo, de nuestras emociones y de nuestros pensamientos, y esto se logra mediante la meditación”.

Los estudios han corroborado que las persona feliz, son dueñas, no sólo de buenos pensamientos y, por lo tanto, de buenas energías, sino que son capaces de manejar mejor sus emociones. Por lo tanto mantienen una buena salud.

Por el contrario, las personas tristes, son negativas, pesimistas, y más propensas a atraer enfermedades. Soy más proclives al estrés y más vulnerables a episodios de ansiedad y depresión.

Para la especialista del servicio de Medicina, Mente y Cuerpo, la meditación es una técnica que nos lleva a hacer consciencia de quienes somos y lo que nos sucede y activar un proceso continuo de auto observación.

“Se ha demostrado que cuando las personas meditan hay mejoría del sistema inmunológico, del sistema cardiovascular, entre otros, además de la mejoría a nivel emocional”, enfatiza la especialista.

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