Estamos a horas de nuevos anuncios que seguramente involucran más restricciones y más controles para bajar la circulación y aplanar la curva de contagios por Covid. Todo indica que será un cierre mucho más duro del que se anticipaba. Sinceramente, deberían pedirle perdón a la gente por ofrecer la misma receta medieval de hace un año en un mundo que ya tiene vacunas.
Argentina contó con mucho más tiempo que Europa o que Estados Unidos, que tuvieron cierres en invierno -de enero a marzo- mientras vacunaban a la población. Acá, habiendo tenido esa ventaja del tiempo, el frío nos encuentra sin vacunas suficientes y hasta sin oxígeno suficiente.
A ver si nos entendemos con esto. Tampoco pudieron prever el recurso de urgencia conocido y disponible. Ahora tuvieron que tomar una medida porque tampoco pudieron prever eso. Ya no es las vacunas, que eran algo inexistente el año pasado. Es el oxígeno medicinal que desde el 2017 está considerado como un medicamento de primera necesidad por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El tema es que no estamos en un déjà vu porque la situación presente no es igual a la del año pasado. En términos sanitarios, la segunda ola es peor a la primera ola. Pero en el mundo hay vacunas logradas en tiempo récord por la ciencia. Sin embargo, en Argentina está y estuvo en la pésima gestión de la pandemia con un gobierno ineficiente que ahora está buscando cubrir su fracaso disparando donde puede: peleándose con la Ciudad o culpándote a vos. Al punto que el presidente, en vez de pedir disculpas, levanta el dedo por televisión y hace advertencias. En vez de reconocer el fracaso, la culpa, el costo y el precio lo vas a pagar vos.
Mientras no hubo eficiencia para la gestión de la vacuna, si hubo eficiencia en las negociaciones con los laboratorios amigos y en las decisiones ideológicas. Lo último del día es el escándalo de los hisopados. Porque el hisopado que se hizo la gente cuando llegaba a Ezeiza al parecer lo hace una compañía que fue creada hace poco, que no tiene antecedentes en la materia y que está formada por dos monotributistas. También surgió la denuncia de un bioquímico que parece que iba la firma de él pero ya no tiene nada que ver con el laboratorio.
Si quieren más, según consigna un informe de la periodista Mariel Fitz Patrick hace unas semanas, el 92% de las licitaciones se hicieron de forma directa. Y si uno repasa ese informe, encuentra provincias con litros de alcohol a precio récord, barbijos a precio récord y ambulancias a precio récord. Entonces, la gestión pésima fue en lo que te concierne a vos. En las vacunas que vos necesitabas, pero no en lo que concierne a ellos.
Hay algo para destacar que pasó en estos días. Estas horas no son ni siquiera de análisis de letra chica. La verdad que puede pasar cualquier cosa hoy. El presidente hace un par de días buscó mostrarse más dialoguista, a pesar de que horas antes había acusado a la oposición de odio. La verdad es que uno ya no sabe cuántos minutos le va a durar el diálogo al presidente. Ya no cuántos días sino cuántos minutos.
Ayer por la tarde, cuando parecía que había una especie de acuerdo con la ciudad de Buenos Aires, parece que el gobierno nacional a pesar de haber hecho todo un avance en supuestas clases con presencialidad administrada, va a insistir en el decreto que suspende las clases presenciales en el AMBA, esta jurisdicción del realismo mágico kirchnerista donde el presidente Alberto Fernández toma las decisiones solo como si la Ciudad no fuera autónoma.
Con lo cual, la negociación en la que el tema de las clases había sido planteado por la Ciudad y a pesar de que todo indica que la Corte Suprema fallaría en el sentido de respetar la autonomía porteña, el Gobierno va a dejar abierto el conflicto. Todo indica que va a pasar eso. Ya tengo que decirles “todo indica” porque el nivel de incertidumbre y de bipolaridad al que nos somete la oscilación y el método espasmódico del presidente nos deja sin mucho margen de visibilidad.
En este contexto de enorme crisis de autoridad, con una situación sanitaria muy delicada porque realmente se escaló a un número récord de ocupación de camas de terapia intensiva y cuando se debería apelar a la persuasión de una ciudadanía que está exhausta, lo que estamos viendo de nuevo es que le podrían demandar encierro a la gente los mismos que fueron ineptos para cumplir con el mínimo servicio público.
Por momentos, en la Argentina se le tiene tanto miedo al virus como a los que gobiernan. Si hoy en efecto nos encontramos es una situación de cierre mucho más duro, va a haber mucha gente perjudicada. Quizás la situación sanitaria no ofrece margen y es necesario parar las actividades porque el sistema sanitario puede colapsar. Pero esto no deja de tener el trago amargo de la injusticia porque esta falta de gestión que estamos viendo, en medio de escándalos como fue la vacunación VIP, no quita que va a haber mucha gente que va a volver a poner el lomo, que va a perder el trabajo, que va a tener que bajar la persiana de su negocio cuando todavía estaba juntando la plata de los préstamos de lo que se había esforzado para volver a ponerlo en pie.
Entonces, en el fondo y más allá de que la situación realmente sea límite, difícil y haga que no quede otra salida que pedir restricciones a la población, el costado injusto es que la población es la que está pagando la ineficiencia. Y que encima va a tener que escuchar que salgan a retarla.
Estos días vi unos carteles de una campaña pública de Presidencia de la Nación que promueve la prevención. Tal vez la vista. A mí me hace un poco de ruido cuando la veo porque le pusieron de nombre, haciendo un juego de palabras, “cuidadanía”. Cambiaron una letra de la palabra “ciudadanía”.
Sale una chica diciendo que está bien tomar el mate sola para no contagiar. Es verdad. Sale un muchacho diciendo orgulloso de usar barbijo. También es verdad. Pero cuando la vi ayer, me sentí mal. Sentí que ya me suena a falta de respeto que lo único que haya como remedio es volver a machacar en los ciudadanos, ¿no? Y que en el fondo les gustaría cambiar ciudadanía por “cuidadanía”. En el fondo, les gustaría porque responde a la idea autoritaria con la que han gestionado esta pandemia desde el día uno.
Para mi es triste decir esto pero si deciden cercenar la actividad comercial y impedir que mucha gente realice sus trabajos, van a estar actuando como si gobernaran Suecia. Acá la gente no tiene espaldas y se las está poniendo a ellos para que sigan equivocándose. Ojalá lleguen más vacunas. Ojalá.