Mirar a todos lados antes de pasar el umbral de la puerta de casa. Girar la cabeza constantemente para comprobar si hay alguien detrás cuando se camina de noche por la calle. Esquivar barrios o zonas por los que se solía transitar sin ningún miedo. Dejar de ir a sitios habituales por temor a ser víctimas de un delito. No salir a determinados horarios. Sospechar de todo el mundo… Eso es vivir en alerta permanente y ocurre cuando la sensación de miedo se apodera de los ciudadanos. Una encuesta sobre la actualidad de la provincia, arrojó datos abrumadores que demuestra como el Jardín de la Republica está sumergida en la inseguridad diaria, la violencia sin límites y la suciedad incesante de las calles.
Vivir en estado de alerta permanente
En Tucumán, la falta de seguridad, es realmente el tema que más preocupa en nuestra lista de “deficiencia”.
“Los delincuentes, se volvieron amos y señores de las calles, y al parecer, nadie puede detenerlos”, dice José de 73 años, un jubilado que vivió una de las épocas más duras de nuestro país, y que, hoy por hoy, le da más miedo salir de su casa que contagiarse del coronavirus.
En los últimos días, se dio a conocer un informe con datos sumamente deplorable sobre la actualidad de Tucumán. La consultora Quality Latam aseguró que más de la mitad de los tucumanos no se siente a gusto en la provincia, mientras que más de un 90% considera que no hay respeto entre quienes la habitan. “Sucio”, “inseguro” y “violento” fueron en su mayoría las palabras que más resaltan.
¿Cómo nos percibimos los tucumanos a nosotros mismo y a la provincia?
De la encuesta se desprende que un 68% de los consultados no se siente a gusto de vivir en la provincia. El 99% opina que Tucumán está “descuidada y sucia”, el 98% dice que es “insegura”, el 97% “desordenada” y el 93% “violenta”. También, se percibe que un 79% de los encuestados considera que vive en un lugar “ruidoso”.
Sin embargo, existe, además, los que opinan diferente: Un 34% valoró a la provincia como un lugar “agradable para vivir”, un 13% como “tranquila” y un 3% como “bien administrada”.
La convivencia entre los tucumanos
El 89% de los encuestados consideró que los tucumanos no se respetan entre sí, mientras que un 93% opinó que no cuidan el medioambiente y otro 97% que no respetan las normas.
Gestión del gobierno nacional y provincial
Del estudio se calcula un 66% de imagen negativa para el gobierno de la Provincia y un 71% para Nación. Estas medidas se obtienen a partir de las sumas de respuestas “mala” y “muy mala” referidas a la gestión de los mandatarios y sus funcionarios. Sólo un 12% de los consultados consideró positiva la gestión de Alberto Fernández, levemente mayor al 8% obtenido por Juan Manzur.
“En Tucumán, el tema de la inseguridad esta muchísimo más a flor de piel, es como que estuviera descontrolado”, aseguró el analista político y director de Quality Latam, Gonzalo Salazar Romero.
Romero insiste en la inseguridad como foco del descontento generalizado percibido en los 1200 encuestados. “No tengas dudas que el primer atributo por el que el gobierno está mal visto en Tucumán es por la inseguridad; es el ítem más criticado”, señala.
¿Cómo modificamos este utópico estilo de vida que nadie pidió tener? ¿Cómo hacemos para enfrentar un sistema que está sumamente “roto” por la corrupción, la delincuencia, y dejar de ser una provincia “de nadie”?
“Vivimos como espectadores. Los delincuentes entrar y salen de la cárcel con total impunidad y por una especie de puerta giratoria”. Joven de 24 años, opinando.
La sensación de inseguridad, que crece minuto por minuto en nuestro Jardín de la Republica, no es una suerte de deja vu. Ojalá lo fuera, pero no. No es una sensación, es una realidad que nos atormenta día y noche.
Sabemos bien que existe una única certeza de todo esto: hay que tomar cartas en el asunto inmediatamente. Es un tema que hay que combatir sin más demora para garantizar la convivencia y la libertad.
“Le queda mucho mandato (a Juan Manzur), mucho más de la mitad, esto se debería poder revertir y creo que debería ocurrir por la obra pública y bajando la inseguridad; hace falta una terapia de shock”, cierra su análisis Romero.
Tristemente, tenemos la convicción, como ciudadanos, que ese derecho a la seguridad por el que deben de velar las autoridades competentes en un tema que parece haberse esfumado. Y esto es, realmente preocupante. No solo por el hecho de sentirnos parte de un círculo viciosos en donde parece no tener fin, sino que la inseguridad ciudadana, como todo aquello que socialmente se considera peligroso y amenazante, siempre dispara actitudes y conductas defensivas que, en muchas ocasiones escapan a lo lógico y lo realista.
Lo cierto, además, es que no solo hablamos de aspectos negativos que ponen en riesgo nuestra integridad física, sino también la emocional. A medida que la sensación de inseguridad ciudadana crece, los temores se disparan en nuestra mente y condicionan la vida de muchas personas. Esto es sobrevivir en estado de alerta permanente.
Una opinión de la Licenciada y Periodista, Ana Cecilia Córdoba, en conjunto con la consultora Quality Latam