Era una maleta rosa fucsia, una de tantas. Una muchacha marroquí, Fátima, intentaba trasladar el equipaje desde Marruecos a Ceuta a través de la frontera del Tarajal, como tantas otras mujeres a lo largo del día. Sin embargo, mostraba un gran nerviosismo e indecisión a la hora de acceder a la zona de control.
Los agentes comenzaron a sospechar. Se temían que transportase alguna mercancía ilegal o algún tipo de droga. Pero cuando pasaron la maleta por el escáner no se podían creer lo que estaban viendo:dentro del equipaje había un menor de ocho años.
“Yo llevo muchísimos años en esto y nunca había visto la entrada tran grotesta y dramática de un menor. Lo que menos se podían imaginar los agentes que vigilaban en el escáner es que dentro del equipaje hubiese un niño. Enseguida tiraron de la maleta y le sacaron fuera”, explica Alfonso Cruzado, portavoz de la Guardia Civil en Ceuta.
El crío salió de la maleta desconcertado y muerto de miedo. Lo primero que hizo fue decir su nombre en francés, Adou, y explicarque procedía de Costa de Marfil. “Estaba más aturdido que otra cosa. Le veíamos muy temeroso y sorprendido. Intentamos tranquilizarle y quitarle la sensación de miedo para que se mostrase más relajado”, relata Cruzado.
El menor visto desde el escáner de la Guardia Civil
Los agentes avisaron a los servicios de Cruz Roja para que comprobasen su estado de salud, debido al calor y al peligro de asfixia tras haber permanecido en un habitáculo tan pequeño sin ninguna ventilación. Los miembros de la ONG comprobaron que se encontraba en buen estado y que no presentaba ningún síntoma.
Adou pasó a disposición de la Fiscalía de Menores, que es quien decidirá su destino y si ingresa en un centro de menores.
Pero el episodio no terminó ahí. En torno a la 1.30, una hora y media más tarde de la entrada de Adou, apareció un hombre de origen subsahariano en la frontera. El varón tenía la documentación en regla, un permiso de residencia de Las Palmas de Gran Canaria. Como también procedía de Costa de Marfil, los guardias civilesempezaron a interrogarle. Tras varias preguntas, el varón confesó que era el padre del niño y que sólo quería reunirse con su hijo. El hombre fue arrestado por un posible delito de tráfico ilegal de personas, ya que se sospecha que pagó a la mujer para que pasase a su hijo por la frontera.
Escondites imposibles
Los agentes de la Guardia Civil de Ceuta y Melilla están curados de espanto. Ya se han acostumbrado a encontrar casi de todo y en loslugares más insólitos. Los inmigrantes utilizan todo tipo de argucias yescondites imposibles para pasar la frontera y alcanzar su dorado sueño de llegar a Europa. “Cualquier sitio que se te pueda ocurrir ya se les ha ocurrido a ellos”, afirma Cruzado.
Así, los agentes han encontrado inmigrantes en los bajos de coches y camiones, dentro de las guanteras y salpicaderos de los vehículos e incluso en el interior de un motor. Las Fuerzas de Seguridad también han localizado ‘sin papeles’ sepultados bajo la chatarra, compactados dentro de bloques de cartón o papel para su reciclaje o en las cubas de camiones que transportan las cenizas de la planta incineradora o cemento.
De hecho, la Guardia Civil y la Policía Nacional ponen en marcha todos los años en los meses de agosto y septiembre la ‘Operación Feriante’ para impedir la entrada de inmigrantes camuflados en atracciones, cuando termina la feria en estas ciudades autonómas.
Por ANA DEL BARRIO para el Mundo.es