Puertas adentro: la dolorosa carta de una médica ante la pérdida de su paciente tucumano

Publicado el: 25 noviembre, 2020

Una realidad que nos superó a todos. La pandemia tuvo múltiples caras, y sin lugar a la duda, fueron pocas las que se vio un sentido amable a la situación. En medio de todo esto, el dolor de la perdida. El coronavirus le gano la batalla a un profesional que en el recuerdo quedó como una persona empática, simpática y predispuesta a ayudar. La muerte de Juan Adolfo Tarabra  conmociono hasta tal punto que, la médica que lo atendió, publicó una sentida carta de despedida. 

 

 

Juan no se si escribo como médico o amiga que te quiere.Quizás ambas. Pocos lo supieron entender, aún ni yo lo entiendo, he roto todos los protocolos y teorías de distancias entre medico-paciente, cada vez que era el médico del piso, pero también quien te daba de comer y te ayudaba a levantarte, o salía corriendo cada vez que te pasaba algo, sin que me importe contagiarme, comienza el relato de la doctora Valeria Palma Di Turi.

“Fui quien te mimo, te malcrio, quien escucho los pensamientos más profundos de tu alma en esos momentos; quien no tuvo miedo al virus y sacaba su máscara para acurrucarse en tu pecho y darte los besos de buenas noches, ya tarde cuando quedabas dormido, obvio sin antes preguntarme: ¿venís mañana temprano? Y mi respuesta era claro! Debo traerte las medialunas para el desayuno”, continúa la misiva.
“Tanto estuve, horas, día y noche abrazada sobre tu hombro viendo Netflix o alguna peli, dormirme sentada en una silla, sobre tu cama o tu regazo por que tantas horas y guardias me tenían agobiada, pero no iba a dejarte solo, y por miedo a que algo te pasara. Siempre recordaré cómo me mirabas cuando limpiaba tu mascara de oxigeno y te explicaba porque debía estar impecable. Nunca olvidare cada mirada propiciada en cada cosa que hacía por vos. Esa noche que debía controlar que el plasma no haga reacción, me hiciste un lugar a tu lado por que el cansancio me ganaba, eran las 12 de la noche, y con cariño recuerdo a las 2 am, cuando me pediste que me quede a dormir, no juan, me van a despedir, te respondí”, agrega.
Y transite estas semanas entre los horarios en los que debía ayudarte a hacer algo y el resto de mi trabajo, estando en días donde podías contagiarme, Aún así mi ADORADO amigo nunca te solté la mano, recibiste caricias sin guantes y nunca deje de abrazarte, cada vez que debía levantarte de la cama o funcionar como tu bastón para caminar. Siempre me decías ’acá la fuerte sos vos’. Supongo que vencí a la tan temida carga viral por que NUNCA me contagie“, comentó Valeria.
Al final de la carta Di Turi recordó su última nocheTu última noche despierto te hice dormir con música mientras acariciaba tu cabello, hasta las 1 a.m. y tus últimas palabras fueron NO ME DEJES. Me fui mientras dormías. Sin saber que más tarde … y yo no estaría esta vez para ayudarte. No pude hacer nada más, Juan, no pude, y te fuiste, pero me queda el Consuelo que entre los miles y miles que pasaron en el mundo lo mismo que vos solos, yo pude darte amor, compañía, fuerza y finalmente Paz. Y hasta el último momento, hasta mi último aliento y el último abrazo, fuiste especial y único entre miles. Siempre estarás en mi corazón. Médico o amiga? El papel solo me sirvió para tener el poder de estar a tu lado en el peor momento como amiga. Te adoro QEPD”.

 

 

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