La muerte de una mujer, como consecuencia de una disputa de índole familiar dejó en conmoción a los vecinos de Barrio Juan XXIII, más conocido como La Bombilla: dos mujeres murieron en los últimos días y dos propiedades fueron incendiadas, producto de esa sangrienta disputa familiar.
Este lunes murió Alejandra Rojas, quien había quedado atrapada en el incendio de su casa, falleció este lunes tras días de agonía. El siniestro habría sido intencional y tenía un propósito definido.
La tragedia tiene el antecedente del ataque a Beatriz Mercedes Acuña, familiar de Rojas, asesinada de un disparo en la cabeza en la esquina de Chile y Pasaje Gioconda el pasado 10 de agosto: por este hecho está acusado su sobrino Axel Galván, quien había mantenido una pelea con el hijo de Acuña.
Tras ese crimen, Jorgelina Rojas, brindó su declaración y comenzó a recibir amenazas : le anunciaron que le iban a prender fuego su casa en la que vivía junto a su madre María Azucena Umaño. Esa promesa se cumplió el 17 de septiembre, alrededor de las 20.30, cuando al menos once personas, también familiares, incendiaron la vivienda de Chile al 1.900, con bidones de nafta.
En plena acción del fuego, una de las hijas de Jorgelina, que vivía en el lugar, le recriminó a Alejandra Rojas por haber participado del siniestro, que fue sofocado gracias al trabajo de los Bomberos y personal de la GOMT.
Ese mismo día, a las 21.15 aproximadamente, la casa de Rojas, ubicada a 100 metros de la de Umaño, en pasaje Manuel Alberti, se prendió fuego con ella dentro de la propiedad.
La sospecha sobre el incendio radica en que por venganza, las hijas de Jorgelina, se presentaron en el inmueble de Alejandra y le prendieron fuego. La víctima no pudo salir a tiempo y sufrió quemaduras gravísimas por las que estuvo internada desde entonces, hasta que falleció este lunes.
Mayra y Jhoana Romero y Rocío Suárez, son quienes son señaladas como las autoras del ataque. Las implicadas negaron todo y solicitaron protección policial: ahora ellas mismas sospechan que pueden ser las próximas victimas en medio de una escalada de violencia familiar que parece no tener fin.