Se trata de médicos, virólogos e inmunólogos, que se oponen al uso de barbijos, al “aislamiento de los sanos”, cuestionan las pruebas PCR, promueven el dióxido de cloro como tratamiento, y critican las medidas sanitarias del Gobierno nacional.
Tanto los “Médicos por la Verdad” como los “Epidemiólogos Argentinos Metadisciplinarios” son 2 grupos que se volvieron conocidos durante la pandemia a través de publicaciones virales en redes sociales. Pero, ¿quiénes son realmente estos grupos negacionistas que apoyan estos argumentos y sostienen una misma línea discursiva? ¿Dónde surgieron y cuáles son sus argumentos?
“Médicos por la Verdad”: desde España hasta la Argentina
En su página web, se describen como un grupo de “médicos y profesionales que investigan la verdad sobre los acontecimientos que desencadenaron la denominada pandemia global del SARS-CoV-2, y sobre las extremas medidas sanitarias ejecutadas por gobiernos sin fundamento científico”, como “la cuarentena para personas sanas, las vacunas como única solución, autopsias prohibidas, mascarillas, enfermos asintomáticos, realización de testeos masivos que no sirven para diagnóstico y se utilizan para inflar cifras”.
El grupo argentino se lanzó oficialmente el 25 de julio último y basa su nombre en su homónimo de España, donde también estos médicos han difundido desinformaciones sobre la pandemia (ver acá y acá).
Cuando “Médicos por la Verdad-España” hizo su primera conferencia de prensa, el grupo español leyó en voz alta una carta de adhesión del grupo argentino. A fines de julio y principios de agosto, el grupo argentino lanzó sus redes sociales: Facebook -donde cuentan con más de 13 mil seguidores-, Twitter e Instagram -con 12 mil seguidores-. En YouTube -donde difunden contenidos audiovisuales- cuentan con 4 mil suscriptores.
Rápidamente el movimiento se esparció por toda América Latina y actualmente está presente en más de 14 países: Argentina, Paraguay, Bolivia, Uruguay, Ecuador, Chile, Guatemala, Venezuela, Costa Rica, Colombia, República Dominicana, México, en América Latina; y España y Alemania, en Europa.
¿Quiénes son las caras más visibles?
Se autodefine como “La mujer de la Ola Celeste”, por su posición en contra de la legalización del aborto. Chinda Concepción Brandolino estudió medicina y está matriculada como médica para ejercer en la Provincia de Buenos Aires, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y Tierra del Fuego. El último 18 de septiembre, con una virgen y un mate sobre la mesa, grabó un video en su parque convocando a la marcha del #19S.
Brandolino disertó en un ciclo de charlas durante 2018 sobre “Ideología de género y aborto” en la Universidad Católica de La Plata; y fue asesora médica legal del Instituto de Bioética de esa casa de estudios. Además, expuso su postura en contra del Proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) en el Senado en 2018.
También incursionó en la política en diversas oportunidades. En 2015, se candidateó a diputada nacional por la PBA por la lista 298 “Todos por Buenos Aires” en las primarias. En su spot, hacía hincapié en rever las vacunas y las relacionaba con el autismo. Esa desinformación la inició el médico inglés Andrew Wakefield en la década del 90 y desde entonces las conexiones entre autismo y vacunas han sido desacreditadas por los estudios científicos, como se explica en esta nota.
Para 2019, Brandolino intentó sin éxito ser precandidata a Presidente por Unite y con intentos fallidos llamó a votar como mejor alternativa al Frente Patriótico de Alejandro Biondini, a quién se lo acusa de cercanía con el nazismo.
En los últimos meses se viralizaron varios videos que tienen a la médica como protagonista; el último fue el de la marcha del 17 de agosto último, en donde el grupo eligió hacer visibles sus reclamos a través de un video que contó con más de 45 mil reproducciones en Facebook. En la grabación, la médica expone muchas desinformaciones: que “el virus existió siempre”, que “el SARS-CoV-2 fue modificado genéticamente”, que “el coronavirus se puede combatir con el dióxido de cloro” y que la “PCR da 50% de falsos positivos”.
Pero el virus no existió siempre: si bien los coronavirus son una familia de virus que se descubrieron en la década del 60, la cepa actual llamada SARS-CoV-2 fue identificada a finales de 2019. Consumir dióxido de cloro no cura el coronavirus y es peligroso para la salud y hasta causó la muerte de un niño en Neuquén (y lo habría hecho en el caso de un hombre en Jujuy) y 2 intoxicaciones graves en Mendoza.
Tampoco hay pruebas de que el nuevo coronavirus haya sido modificado genéticamente y la evidencia científica sugiere que el virus tiene un origen animal (acá, acá y acá). Como explicamos en esta nota, la estructura del SARS-CoV-2 no es la que corresponde a la manipulación de un genoma y no hay nada que indique que fue creado a partir del patrón de otro virus. Los investigadores han observado todas las características notables del SARS-CoV-2 en coronavirus relacionados en la naturaleza. Una perspectiva genómica sobre su origen natural está disponible aquí.
Por último, las pruebas PCR son el método más fiable que existe para descartar o confirmar la enfermedad de la COVID-19. Así lo aseguró José Manuel Bautista, catedrático de Biología Molecular que coordinó el laboratorio de detección COVID-19 de la Universidad Complutense de Madrid, y Benedetta Bolognesi, del Instituto de Bioingeniería de Barcelona, a Maldito Bulo, un sitio de verificación de datos español.
Otro de los referentes de “Médicos por la Verdad” es Mariano Emiliano Arriaga Ferré, coordinador del movimiento en la Argentina y en la región y quien suele referirse en sus apariciones públicas a la “falsa pandemia”. Estudió medicina y está matriculado en 4 jurisdicciones: Ciudad de Buenos Aires, Chubut, Río Negro y Tierra del Fuego.
Según su perfil de LinkedIn, se desempeñó como médico en el Hospital porteño Lagleyze, institución especializada en oftalmología, y en el Hospital Naval de Ushuaia.
En 2011, el médico estuvo procesado, según confirmaron a Chequeado desde la Secretaría Penal Nº1 de la Justicia Federal de Ushuaia. Fue en una causa de estafa contra DIBA, la obra social de la Armada Argentina. En 2012 El Diario del Fin del Mundo -medio fueguino- publicó que se lo acusó de haber fingido una operación de glaucoma a un paciente en el hospital de la capital fueguina.
Arriaga Ferré finalmente obtuvo la probation -es decir, le suspendieron el juicio a prueba- y el Tribunal Oral en lo Criminal de Tierra del Fuego le extinguió la pena luego de cumplir un año de tareas comunitarias y del pago de una multa.
Arriaga también mencionó que en Bolivia el tratamiento con dióxido de cloro se está usando “con éxito”. Sin embargo, aunque la Asamblea Legislativa Plurinacional sancionó una ley que autoriza la elaboración, la comercialización, el suministro y el uso de la sustancia, la entrada en vigor de esta norma está pendiente porque aún no fue promulgada por el Poder Ejecutivo boliviano, que elevó una consulta a la Justicia.
Frases falsas, engañosas y aventuradas de la referente de “Epidemiólogos Argentinos”
El nombre del grupo resonó por primera vez en julio, cuando apareció en varios medios (Infobae, La Nación y Perfil) una carta publicada por “Epidemiólogos Argentinos Metadisciplinarios” en la que se cuestionaba a los infectólogos que asesoran al Gobierno nacional y a las medidas sanitarias establecidas en el país.
La bioquímica y doctora en inmunología Roxana Bruno fue una de sus firmantes y es una de las caras más visibles de la organización. Según PubMed, un motor de búsqueda de libre acceso que permite consultar la base de datos sobre estudios médicos, Bruno aparece en al menos 6 investigaciones, en nombre del departamento de Neuroinmunología del Instituto Max-Planck (Alemania), y en reuniones de jóvenes posdoctorales del Instituto de Neurociencias de Alicante (España).
Sin embargo, su nombre se hizo conocido cuando le dio una entrevista al periodista Fernando Bravo en Radio Continental y mencionó varias desinformaciones que ya fueron verificadas.
Luego de una primera verificación, la inmunóloga se contactó con Chequeado y envió una respuesta al chequeo sobre sus declaraciones en radio Continental. Al contrario de lo dicho por Bruno, no hay evidencia que señale que la cuarentena no se justifique. Además, dijo que la mortalidad de la COVID-19 es menor a la de la gripe, lo cual es falso.
Además, Bruno agregó que las nebulizaciones con ibuprofenato de sodio tienen un éxito del 100% en casos graves de coronavirus, una afirmación por lo menos aventurada. También dijo falsedades sobre la supuesta infertilidad que causarían las vacunas contra el coronavirus.
Argumentos que coinciden con las teorías conspirativas
“Médicos por la Verdad” señala que se trata de una “falsa pandemia”, “plandemia” o “falsemia” y el grupo apoya una de las teorías según las cuales el virus fue creado en un laboratorio.
Atribuir intenciones oscuras es uno de los rasgos del pensamiento conspirativo, según una investigación que desarrollaron los académicos John Cook, Sander van der Linden, Stephan Lewandowsky y Ullrich Ecker en Conspiracy Theory Handbook (Manual de teoría conspirativa, en inglés) y How to Spot COVID-19 Conspiracy Theories (Cómo detectar las teorías conspirativas acerca de la COVID-19, en inglés). Los conspiradores tendrían motivos viles, según estos investigadores.
Además, tanto “Médicos por la Verdad” como “Epidemiólogos Argentinos Metadisciplinarios” sospechan constantemente de la información oficial -otro de los rasgos del pensamiento conspirativo- lo que hace que cualquier evidencia científica que no se acomode a sus teorías tiene que estar falseada y es objeto de sospecha.
Es el caso de los constantes planteos y cuestionamientos a la Organización Mundial de la Salud (OMS) y a la supuesta inflación de casos positivos de la COVID-19 por el supuesto alto porcentaje de falsos positivos en el país y la supuesta inespecificidad de los PCR. En esa línea, los grupos sostienen que los indicadores en los que se basa el Gobierno para avanzar de “fases” de aislamiento son incorrectos.
Tienden a presentarse a ellos mismos como “médicos engañados” y parte de un “totalitarismo que nos hace actuar desde el miedo y la coacción”, otra de las características del pensamiento conspirativo.
Un ejemplo de esto es el caso de Brandolino, quien convoca a juntarse todos los sábados en el Obelisco con un folleto que dice: “Jamás use barbijo para circular en la vía pública. No seas cómplice de esta dictadura vestida de ciencia. El barbijo mata”.
Dato: convivimos con alguien que escribió, imprimió y pegó estos carteles en el centro porteño pic.twitter.com/70PfzpNUU4
— Tomás Balmaceda (@capitanintriga) September 22, 2020
En una entrevista al sitio web Estación Claridad, Bruno también mencionó que “las mascarillas están haciendo mucho daño” porque permiten que respiremos “nuestro propio dióxido de carbono”.
María Elisa Calle, experta en Epidemiología y Salud Pública y profesora de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid, explicó al sitio de verificación de datos Maldito Bulo en esta nota que las mascarillas no son estancas, por lo que que entra aire por los laterales y la parte superior y con ese aire entra el oxígeno y se elimina el dióxido de carbono.
“Si fuera cierto, los cirujanos que intervienen durante varias horas, estarían muertos y no sólo cansados”, explicó la experta. Lo mismo señaló cuando fue consultada la médica cirujana María Jesús Martínez Aquino por sitio de verificación de datos venezolano Efecto Cocuyo.
Fuente || Chequeando.com y con la colaboración de los medios fueguinos El Diario del Fin del Mundo y de Bandera Fueguina.