Hoy, viernes 7 de agosto, se conmemora en el santoral cristiano a San Cayetano, patrono del pan y del trabajo. Se trata de un santo con extendida veneración en nuestro país, y se espera que este año, debido a la crisis económica agravada por la situación especial que se vive en el mundo por esta nueva enfermedad, y a la preocupación por el creciente cierre de emprendimientos, Pymes y los números del desempleo que aumentan; la devoción aumente.
Pero… ¿por qué la persona de este Santo se relaciona con el alimento diario y la protección del trabajo?
Cayetano de Thiene nació en Vicenza el 1 de octubre de 1480, fue un sacerdote italiano, el más pequeño de los tres hijos del conde Gásparo di Thiene y la condesa María Da Porto. Fue un abogado que empezó a realizar colaboraciones con el papa, y esa cercanía lo llevó a convertirse en presbítero. La historia cuenta que quedó impactado al leer los relatos de la forma en que vivían los apóstoles y sintió un llamado a vivir de esa manera. Es por esto que a los 35 años, fue ordenado sacerdote.
San Cayetano era parte de un grupo de presbíteros inclinados a trabajar por los más pobres. Luego de ser internado en un hospital, decidió fundar uno y, para luchar contra la usura y aquellos que aprovechaban la necesidad de los más pobres, levantó un banco para los más humildes con el objeto de que accedan a préstamos.
Dio su vida desde lo religioso como sacerdote, pero nunca se desentendió de lo mundano: no era contemplativo, sino que le preocupaban las necesidades materiales de los fieles y estuvo inserto concretamente en cuanto a las necesidades de su tiempo. Cayetano siempre trabajó por la paz y, ya grande, ofreció su vida por la paz en su tierra, que estaba en guerra.
¿Cómo se convierte en leyenda?
En los comienzos del siglo XX, frente a una etapa de mucha sequía, alguien, como ofrenda y pidiendo por una buena cosecha, llevó espigas de trigo y las dejó junto a la imagen. Finalmente, fue una gran cosecha. Por eso en Argentina hay una gran devoción de San Cayetano como patrono del pan y del trabajo.
Los miembros de su orden repartían todos sus bienes entre los más pobres, al punto que muchas veces se quedaban sin que comer.
Un día San Cayetano se acercó hasta el altar y dio unos pequeños golpes a la puerta del Sagrario donde estaban las Hostias consagradas y con mucha confianza le dijo al Señor: “Jesús amado, te recuerdo que no tenemos hoy nada para comer”. Luego de un momento unas mulas llegaron con alimentos, y los arrieros no quisieron decir de dónde las enviaban.
Cayetano murió el 7 de agosto de 1547, fecha que originó las celebraciones en su honor.