Si hay algo que a la monja Josefina Cattáneo le quedó claro, es que para predicar de Jesús, no hay limites y se pueden utilizar todos los medios para hacerlo.
Josefina Cattaneo, es monja de la Congregación Mercedarias del Niño Jesús, da clases de catecismo en una escuela de La Carlota (Córdoba) y se hizo conocida en TikTok por predicar la palabra de Jesús.
Tiene 25 y la rompe en la red social de origen chino. ¿Por qué no estar también en TikTok? Jesús siempre está donde está la gente ¡y ahora la gente está en TikTok!”, dice la hermana que tiene casi diez mil seguidores y más de 50 mil likes en esa red social de origen chino.
“Me descargué la aplicación hace un tiempo pero no encontraba el momento de usarla. Iba a rezar y me acordaba que la tenía. Hasta que hace un mes dije: ‘Jesús, ¡dame una mano! Con el encierro por la pandemia ¡no sé cómo anunciarte!'”, cuenta la joven bonaerense de 25 años que nació en Verónica pero se crió en Magdalena, provincia de Buenos Aires. “Jesús es amor y no excluye a nadie. Es misericordioso. No vino sólo para la ‘gente buena’. Nos ama tal cual somos”, anuncia ella, desde Córdoba.
Los primeros posteos en TikTok los realizó tímidamente. Vestida con el tradicional “hábito” de monja, sus seguidores se preguntaban si en verdad era una misionera católica o solo una chica disfrazada haciendo bromas, hasta que empezaron a conocerla al detalle a través de sus publicaciones.
Josefina es la tercera de cuatro hermanos y vive actualmente con otras cinco monjas dentro del Instituto Nuestra Madre de la Merced de la Carlota, en Córdoba. Sobre su vida anterior, dice que “era una joven que salía y se divertía”. Sin embargo, “el deporte me llevaba a apoyarme en Jesús; competía en atletismo en los Juegos Bonaerenses y cuando sentía que no daba más, le pedía que me ayudara a terminar. Quería ganar y le confiaba mi vida”, contó en una entrevista con Infobae.
En 2010 participó de una misión en Quitilipi, Chaco, que considera reveladora, y se le abrió un nuevo mundo. “Descubrí todo lo que Jesús me había regalado. Me encontré con gente muy humilde, que compartía la poca agua y pan que tenía, sin perder la fe. Fue un click”, contó sobre la decisión de tomar los hábitos.
“Es que es una locura ser monja”, acepta, y agrega: “Amar a Jesús en este tiempo ¡y siempre! De todas maneras, es una locura muy mía. La propuesta más linda. Me hace feliz y me ayuda a hacer feliz a otros”.
Sobre su trabajo en una escuela primaria, cuenta que también da clases de religión en el secundario pero desde que empezó la pandemia, tuvo que reconvertirse, como la mayoría de los docentes.
“No es fácil manejarse de manera virtual”, destaca. “Estoy preocupada y ocupada porque más gente lo conozca. No sólo desde la palabra, también con mis actos. El confinamiento me llevó a pensar nuevas maneras de anunciarlo”, considera.
Sobre el final, contó cuáles son sus objetivos: “Me gusta congregar y estar acompañada. Cuido mi autenticidad porque así como soy es como Jesús me llamó. Por eso, desde TikTok o desde dónde me toque, voy a seguir anunciándolo con una sonrisa”.