Según datos de la Unidad Fiscal Especializada en Ciberdelincuencia (UFECI) de la Procuración, que conduce el fiscal Horacio Azzolín, hubo un aumento de un 50% en causas de delitos cibernéticos durante el aislamiento obligatorio.
Los casos se repiten una y otra vez, y los procedimientos para llevar a cabo estos actos delictivos se vuelven más eficientes con el pasar del tiempo y la disponibilidad tecnológica.
A lo largo de las últimas cuatro décadas, los cibercriminales continúan comprometiendo a los usuarios mediante campañas de engaño que utilizan viejas y conocidas técnicas que aún siguen siendo efectivas por la falta de conocimiento acerca de cómo hacer un uso seguro de la tecnología. Como tal caso de un joven Dan Y.D., un comerciante textil porteño de 28 años, que a principios de este año puso en venta a través de Mercado Libre un iPhone X usado con 64 gigas de memoria y una funda, por el valor de 62 mil pesos. En este caso Dan no sólo se quedó sin su teléfono, sino que además, a través de una maniobra de su estafador obtuvo en un primer momento cero pesos de ganancia
El 18 de marzo pasado, dos días antes de que comenzara la cuarentena obligatoria en todo el país, apareció un comprador del teléfono. Se contactó con él, le dijo que estaba apurado por adquirir el aparato y que quería ir a buscarlo cuanto antes porque tenía que viajar a la ciudad de Mar del Plata. Acordaron a través de WhatsApp que el comprador lo retiraría al día siguiente cerca del mediodía en el local en el barrio porteño de Once donde Dan trabaja y que efectuaría la compra a través de su tarjeta de crédito.
Cuando Dan se quejó, desde la empresa le pidieron que enviara nuevamente el comprobante de la entrega para que pudieran resolver el problema. “Lo mandé y me contestaron que el comprobante no servía porque el comprador dice que ese número no coincide con su DNI y que si lo retiró fue otra persona. Pero ¿qué pruebas tiene? ¿alcanza con decir eso para que me saquen la plata sin consultar?”, se indignó Dan, que para reforzar su postura envió como pruebas el aviso de Mercado Libre sobre la cuenta, las capturas de los chats con el comprador y la calificación positiva que dejó en su perfil después de la compra, que además se suma a todas las otras buenas calificaciones que recolectó en los cinco años que utilizó la plataforma para vender productos.
Sin embargo, a pesar de este punto, la compañía falló efectivamente a favor del vendedor. “Se revisó este caso porque detectamos que el comportamiento del comprador era sospechoso y que había hecho exactamente lo mismo en otras oportunidades. Para el vendedor, en cambio, este era el único problema que tenía en su historial”, señalan desde Mercado Libre. Era una maniobra repetida. “Por este motivo se suspendió al comprador, lo que significa un proceso paralelo en el cual él va a tener que justificar lo que pasó en otras oportunidades. Hay claramente un tema con las tarjetas que se repite dentro de su conducta al comprar”, remarcaron.