Un plan de alimentación, agua como bebida principal, menos frituras, cero snacks, y procurar evitar los atracones. Estos son los cinco consejos que te ayudarán a bajar de peso y reducir el estres emocional producto del encierro.
Ya lo advirtió la Sociedad Argentina de Nutrición: seis de cada 10 argentinos subieron de peso durante la cuarentena. Y de los que engordaron, ocho de cada 10 subieron entre uno y tres kilos. Memes simpáticos avisaron del sacudón en la balanza al comienzo del encierro, pero pronto cumpliremos más de 100 días en casa y es hora de poner un freno, para que el aumento de peso no se convierta en un problema de salud.
Ante la desorientación del cuerpo, la ansiedad y la falta de certezas sobre la duración de la pandemia, el nutricionista Matías Marchetti (M.M. 7.210), explicó la importancia de retomar el camino de la alimentación saludable y no irnos a la banquina del descontrol con las comidas.
“En esta etapa, no se trata de hacer un plan restrictivo sino de hacer un cambio de hábitos. Hacerlos sostenibles para que cuando se logre el objetivo de bajar de peso, se pueda mantener un compromiso saludable“, propone el especialista a través de cinco metas:
- Procurar un déficit calórico
No hay suplementos ni productos milagrosos. La manera real de perder peso es reducir calorías de la dieta (300-500 calorías) y generar un aumento del gasto calórico con ejercicio. El deporte puede ayudar, pero la clave está en la alimentación y las calorías que ingerimos de alimentos saludables.
- Cambiar el estilo de vida
No se trata de buscar dietas de famosos. Para evitar efectos rebote, hay que generar cambios duraderos, que consisten en aprender a comer de forma equilibrada para siempre.
“Esta crisis puede ser clave para plantear propósitos que se sostengan en el tiempo”, sugiere Marchetti. Algunas “buenas costumbres” pueden ser: comer más despacio, evitar los picoteos de alimentos que estén ligados con las emociones y planificar las comidas.
“Las emociones negativas y el aburrimiento llevan a comer más y a hacer peores elecciones alimentarias, optando por alimentos altamente calóricos y ricos en grasas”, advierte el nutricionista.
- Incorporar más frutas y verduras
Deben ser la base de cualquier alimentación saludable. Tanto para perder peso como si, simplemente, hay que mantenerse: “Son ricas en vitaminas, minerales y antioxidantes, nutrientes esenciales para el correcto funcionamiento del organismo”.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), si la población mundial incrementara el consumo de frutas y verduras de manera suficiente, podrían salvarse 1,7 millones de vidas. En la Argentina, sólo el 6 por ciento consume 5 porciones diarias.
Limón, mandarina, manzana, naranja, pomelo, apio, acelga, espinaca, brócoli, berenjena, choclo, morrón, radicheta, puerro, zapallo, zapallito y zanahoria están ok.
- Cocinar de forma más saludable
La plancha y el horno pueden ser grandes aliados. “Hay que poner el aceite en el alimento y no en la sartén”, aclara el nutricionista. “Por un lado evitamos que los alimentos se “enganchen” en la plancha, y por el otro, impedimos que el aceite se oxide”.
- Tomar agua como bebida principal
Ejerce un efecto físico al ocupar un espacio en el estómago por lo que contribuye a sentir saciedad. “Es fácil acumular calorías líquidas tomando gaseosas y jugos”, advierte el especialista.
“La buena actitud y la motivación deben adaptarse según el gusto de cada uno, con la guía de un profesional que ayude a tomar mejores decisiones. No existe el entrenamiento mágico ni la dieta mágica”, concluye Marchetti.