Hablar de Ezequiel Linares es sinónimo de arte. Si bien nació en el barrio porteño de Barracas en 1927, llegó a Tucumán en 1962 para hacerse cargo de la sección pintura del Departamento de Artes de la Universidad Nacional de Tucumán.
Inició de adolescente y su obra se inspiró en el color y una fusión de drama, belleza y brutalidad. A lo largo de toda su carrera obtuvo premios y distinciones que lo llevaron a ser un gran artista, pero sobre todo un gran maestro.
En 1971 se trasladó hacia Europa. Allí vivió un año sabático. Con el inicio del proceso militar en Argentina, se radicó en Madrid y se consagró como uno de los artistas latinoamericanos más importantes de la época.
En 1983 retornó a su cátedra en la Universidad y formó a varias generaciones de artistas. Murió en la provincia en 2001 dejando como legado no sólo enseñanzas, sino también el reconocimiento del arte tucumano a nivel nacional e internacional.
Foto: ezequiellinares.blogspot.com.ar