La cuarentena obligatoria establecida por el Gobierno Nacional trajo un problema colateral: miles de trabajadores informales sufrirán graves consecuencias económicas en cada ciudad importante del país, sumando en total unos siete millones a nivel nacional.
Es que debido a la imposibilidad de trabajar en el marco de la cuarentena decretada por las autoridades para evitar la expansión de la pandemia no podrán cobrar por su trabajo como lo hacen habitualmente.
A ellos se les suman otros cinco millones de personas registradas como autónomas, responsables inscriptos y monotributistas no podrán trabajar ya que sus actividades fueron calificadas como no esenciales.
Desde jardineros, lavacoches, vendedores ambulantes, costureras, zapateros, electricistas, plomeros, gasistas, carpinteros, servicio doméstico, albañiles, mozos, cocineros, pequeños emprendimientos de todo tipo, choferes de remises, radiotaxis o combis, hasta profesionales o pequeños comerciantes verán caer sus ingresos día a día a medida que se cumple la cuarentena.
La gran mayoría de ellos no tiene ahorros, viven al día, tampoco tienen obra social o una prepaga. Algunos cobran a Asignación Universal por Hijo, algún otro recibirá asistencia alimentaria, pero todos se verán afectados cuando termina el período de cuarentena.