Ana María Arroyos tiene 49 años y se fue de vacaciones en un crucero junto a su hija Celeste. Pero el 12 de abril y en pleno viaje se descompensó. Los médicos del crucero Norwegian Epic le diagnosticaron gastroenterocolitis aguda y, como su estado de salud empeoraba, la bajaron en un hospital en Jamaica en el que ni siquiera tenían un respirador artificial. La operaron, le extrajeron un ovario y el útero pero tiene una infección generalizada tan grave que, desde hace 12 días, está en coma farmacológico.
“Si no conseguimos un avión sanitario urgente se muere”, dijo a Clarín Federico Guidi, su yerno. Según contó, la empresa de seguros Assist Card “le reconoció lo que correspondía a su póliza y le cubrió 20.000 dólares que se usaron para los primeros cuatro días de internación, donde hubo que operarla”. Pero Ana María tiene agua en los pulmones, necesitó un respirador artificial y para conseguirlo la tuvieron que cambiar de hospital porque en el que estaba no había.
“Hablamos con el ministerio de Salud de la Nación para pedirles por favor un avión sanitario y nos dijeron que estaban acondicionando uno. Pasó el tiempo y fuimos a Cancillería y nos dicen que nunca estuvieron acondicionando uno y que nos pueden ayudar a conseguir presupuestos. Pero no podemos pagarlo, un avión sanitario cuesta 93.000 dólares”, explicó. Ana María trabaja en el Banco Ciudad. Los 4.000 dólares diarios de gastos de hospital están siendo cubiertos con donaciones: amigos del banco, familiares y préstamos que está sacando sus familiares.
Fuente: Clarin