Fuertemente custodiado. Con parte de sus facciones cambiadas. Con parte de su cabello teñido. Y en completo silencio. Así se vio a Luis Rafael Piccinetti en su llegada a Tucumán: flanqueado por policías que lo custodiaron todo el tiempo.
El profesor de aerobics y masajista que se hizo tristemente conocido por participar en el crimen del agricultor José Salas en Trancas, el 15 de julio de 2007 en complicidad de Silvia Lai, la esposa de la víctima, a quien tenía como amante, está lejos de aquella figura que irradiaba confianza con una sonrisa y tranquilidad. Por el contrario, el hombre que era buscado durante años y que fue capturado hace pocas horas en Cochabamba, Bolivia, donde vivió con un nombre falso en compañía de una mujer a la que había conocido parece ser apenas un recuerdo de aquel otro.
“Fue un viaje muy ameno. No soy una persona violenta. No soy un asesino”, llegó a decir, poco antes de que lo hicieran ingresar en una dependencia policial.
Piccinetti llegó en un móvil acompañado de otros vehículos del Ministerio Público Fiscal y de la Policía a la sede de la División Homicidios, por razones de estricta seguridad. En ese lugar, el acusado bajó fuertemente custodiado y fue “presentado” ante la prensa que fue citada en el lugar.
