Un nuevo ejemplo de la enorme desidia de los tucumanos respecto a la limpieza de la ciudad quedó al descubierto en la esquina de México y Pedro Roque Correa.
Allí, una boca de cloacas estuvo meses sin tapa y ahora se convirtió en un verdadero basural, lo que implica un peligro constante para peatones y automovilistas.
El hueco fue señalizado en forma precaria por los vecinos con ramas y varas que sobresalían para advertir a los automovilistas. Con el correr de los días, la cloaca se transformó en un basural, gracias a las bolsas que allí fueron depositando los propios vecinos.
Aún cuando la SAT ya cumplió con la reparación y reposición de la tapa cloacal, el lugar quedó cubierto con ramas de árboles, bolsas de residuos y hasta piezas de vehículos en desuso.