Por Sergio Silva– Antes de enfrentar lo que iba a ser una segura condena, Luis Rafael Piccinetti, acusado del crimen del agricultor José Luis Salas, ejecutado con un golpe certero en la cabeza con una pesa, el 15 de julio de 2007, dejó una carta manuscrita en la que “daba una explicación” de porqué elegía escapar. A su esposa, Francisca Balmaceda, en cambio, le diría “que se iba a pescar”.
El 23 de febrero de 2011, Piccinetti, considerado un verdadero personaje casi de ficción por los detalles que condimentaban el homicidio consumado junto a Silvia Raquel Lai, la mujer de la víctima, decidió esfumarse. Roberto Flores, quien era por entonces, su abogado defensor, tampoco pudo explicar la decisión de su cliente. Piccinetti estaba casado y tenía su propia familia. Se presume que conoció a Lai en los meses previos al crimen y que ella habría concebido un plan para deshacerse del esposo que sería ejecutado por su amante. Mientras Lai fue condenada a prisión perpetua por “homicidio agravado por alevosía” de su marido, Piccinetti estaba imputado como “coautor penalmente responsable”. Ella dijo que “había amado profundamente a su marido durante 13 años” y que “fue condenada por la prensa”
Cuando a Piccinetti le preguntaron sobre Lai, él no negó la relación que mantenía con esposa de Salas aunque diría que “era una más”. “En realidad…me gustaban todas”, afirmaría en una charla poco antes del juicio. No obstante, durante la investigación quedó comprobado que ambos se llamaban todos los días con sus celulares, y que el día anterior al crimen la mujer envió al masajista 79 mensajes de texto.
El primer Gym de Trancas
Quien era masajista, profesor de aerobics y había montado “el primer gym de Trancas” se “lamentaba profundamente”por el hecho de estar involucrado en un crimen. Decía que “su vida sería insoportable preso” y que no aguantaría “que su familia lo viera sufrir”. Antes de eso, dejó también espacio a que se tejieran múltiples conjeturas sobre sus “encantos” y su “éxito” con las mujeres.
“Me gustan más las mujeres que comer a las doce”, le dijo al diario La Gaceta, en una entrevista.
En el expediente de la instrucción de la causa, varias mujeres prestaron declaración como testigos respecto a situaciones que vivieron con el acusado poco antes del crimen. Los testimonios indicaban una agitada vida “sentimental” por parte de Piccinetti quien confesó alguna vez que había mantenido “relaciones con trece mujeres tranqueñas en un período de cuatro meses”. Otros incluso, afirmaban que prácticamente, todas las mujeres que lo tuvieron como “personal trainer” habían vivido con él una relación íntima.
Los detalles del crimen
Durante el juicio, Marta Jerez, la fiscal de Cámara, expuso una posible hipótesis en su alegato acerca de cómo había sido el brutal homicidio del agricultor.
“Inocente de todo lo que le iba a pasar (Salas) (…) se fue a cenar con su hijo, se fue a dormir y cuando su mujer sintió que roncaba le avisó a su cómplice (Piccinetti, por teléfono celular) y ella después subió.”
La policía encontraría luego una mancuerna con sangre junto a una remera manchada: la evidencia de la brutalidad del final de Salas.
La captura
Durante ocho años permaneció en la clandestinidad pese a que la investigación por conseguir su captura continuó. De hecho, hubo algunos procedimientos que no tuvieron mayores resultados. Uno de los más recordados es el que se realizó en una casa de campo donde no lo encontraron: la versión extraoficial indica que había sido alojado en ese lugar por una mujer antes de marcharse. Esa fue la última vez que la policía había estado cerca de capturarlo hasta que la policía logró encontrarlo en Cochabamba, Bolivia, donde utilizó un nombre falso y se había relacionado con una mujer de alto poder adquisitivo.
Antes de emprender aquella aventura de su fuga que se extendió hasta hace pocas horas, el hombre dejó la explicación de su desaparición:
1. “Somos (…) condenados muchas veces los pobres, injustamente, por jueces y fiscales como la Dra. (Adriana) Giannoni que tiene en su jurisprudencia huzar (SIC) el derecho de la fuerza”.
2. “Al no tener garantías jurídicas, he decidido no presentarme a escuchar mi sentencia, porque en ningún momento le dieron derecho a mi defensa”.
3. “Quiero decirle a la Justicia y a la sociedad que sí me presentaré, porque no escapo de la injusticia (se interpreta que quiso escribir justicia), sino de la injusticia”.
4. “A Jesucristo lo mataron… ¿era culpable?”.
Una comisión integrada por miembros del ECIF, Gendamería Nacional y la división Homicidios lo traerá en las próximas horas a Tucumán desde la localidad de Pocitos.
Fotos: Diario La Gaceta.