Santiago López se convirtió en el primer hacker de “sombrero blanco” en obtener US$1 millón reportando errores informáticos. Es lo que en inglés se conoce como un bug-bounty hacker (o bug bounters), que en español se traduce como “cazarrecompensas en internet” o ” hacker de sombrero blanco”.
Su trabajo consiste en hacer la red más segura detectando y solucionando los puntos débiles y las fallas de software antes de que lo hagan otros. Hay muchas empresas dispuestas a pagar altas sumas de dinero a quienes sean capaces de hacerlo.
Facebook, Google y Apple, entre otras grandes empresas, contratan a este tipo de hackers para mejorar su seguridad cibernética. Muchos de ellos son adolescentes.
López trabaja arreglando los sitios webs de grandes compañías y logró hacer una fortuna con su talento informático. Tanto es así que sus 19 años se convirtió en millonario, obteniendo unos ingresos que equivalen a 40 veces el salario promedio anual en el país.
Santiago aprendió a encontrar vulnerabilidad siguiendo tutoriales en la web
Santiago aprendió a encontrar vulnerabilidad siguiendo tutoriales en la web
Un hacker poco convencional
Santiago se comenzó a interesar en la informática cuando tenía 15 años y se dedicó a aprender por su cuenta.
“Empecé a hacer aplicaciones, programar. Y un día vi la película ‘Hackers’ y me gustó cómo trabajaban y ganaban dinero, así que busqué tutoriales por Google, YouTube y aprendí a hackear”, explicó López en una entrevista al portal HackerOne.
Según el experto, la clave es ser autodidacta. Dice que toda la información está en la web. Es cuestión de buscarla y dedicarle tiempo para aprender. Por eso sugiere a los que quieran dedicarse a este rubro que busquen tutoriales en internet.
López confiesa que se dedica a hackear principalmente por el dinero que gana y porque le resulta divertido. Se cambió de casa y se compró un nuevo auto gracias al dinero que ganó con su trabajo.
“Es más cara que un lugar ‘normal’, pero vale la pena”, aseguró en una entrevista para la BBC.
En su residencia tiene una pista de tenis privada, pileta y otras comodidades de las que a veces presume en su cuenta de Instagram. También tiene su propio sistema de seguridad.
“No me gusta ser el típico hacker de las películas con pelo largo y gafas. Me gusta ser un tipo normal, pero hacker”, aseguró.
A la pregunta de si alguna vez se vio tentado a usar sus habilidades como hacker con otro tipo de intenciones, dice que al principio sí. “Estuve un poco tentado, pero una mala acción te puede llevar directamente a la cárcel”.
“El sistema de cazarrecompensas me salvó en ese sentido”, reconoce, y agrega: “Me gusta hackear y me gusta el dinero, así que es una buena combinación”.
¿Su sueño? Fundar su propia empresa y lograr que ésta sea reconocida mundialmente. Cada vez hay más bug bounters en el mundo, pero López dice que hay trabajo para todos. Siempre habrá un nuevo error informático por encontrar.