Marcos Sáenz tenía 26 años cuando cuatro delincuentes le arrebataron la vida de la manera más cruel: empujándolo a morir estrellado contra una pared mientras intentaba escapar de las balas que disparaban en su contra.
Eran pasadas las 22 del miércoles, el joven transitaba por calle San Martín, cuando al llegar a la intersección con Thames chocó violentamente contra una pared. “Apenas una bocanada de aire sobrevino después, y dejó de respirar”, cuenta uno de los testigos del momento exacto en el que cuatro hombres distribuidos en dos motos (una tipo Tornado y otra 110 color azul) ocasionaban la tragedia. Uno de ellos, el que disparaba en contra de Saéz, tenía descubierto el torso y actuaba con una frialdad que asustaba a quienes se habían percatado de lo que pasaba por los gritos desesperados de la víctima.
Marcos viajaba en su moto KTM DUKE que quedó tirada a su lado, testigo muda de la saña de los delincuentes que abandonaron el “operativo robo” apenas lograron la muerte del inocente.
A los pocos segundos, vecinos y eventuales transeúntes llenaron la zona y comenzaron a viralizar el hecho por las redes sociales para intentar averiguar el paradero del motociclista fallecido. “Un chico de pelo castaño y que usa anteojos falleció en un accidente por escapar de unos delicuescentes”, decía uno de los mensajes.
Saéz vivía a pocas cuadras del lugar donde murió, en Matienzo primera cuadra. Había sido papá hace seis meses junto a Andrea, su novia. Sus compañeros de trabajo lo llamaban ClarK Kent por su parecido con el hombre que se transformaba en Superman, y son quienes cuentan que su pasión por las motos era conocida.
Las pericias realizadas en el lugar en medio de un clima hostil y de tensión, servirán para intentar esclarecer detalles, que parecen no ser un secreto. Mientras, los investigadores trabajan sobre pistas para dar con la banda de delincuentes que dejó el sello de la muerte en San Martín y Thames.