El tradicional y pintoresco carrito colonial, ubicado en Crisóstomo y Congreso, transita quizás sus últimas horas en este paseo tan emblemático de la provincia. Inesperadamente a Juan Carlos, su dueño, le llegó una orden de desalojo del Municipio de San Miguel de Tucumán, porque no tendría los papeles en regla y por la reglamentación vigente que no permite vendedores ambulantes en las calles. La noticia causó tanta sorpresa que comenzaron a levantar firmas para que el carrito se quede, “en pocos días junte más de 500 firmas, no solo de tucumanos sino de turistas alemanes, sanjuaninos y de La Rioja” contó en diálogo con TucsinFiltro.
La aloha, los pochoclos, el algodón de azúcar y nuestra achilata, son los productos estrellas que consumen cientos de tucumanos, que transitan por la peatonal Congreso. Los turistas que visitan la provincia, tienen la parada obligada para tomarse la foto con Juan Carlos junto a su réplica de carruaje colonial, llamado awnka. Hace ocho años que se ganaron el corazón de todos los empleados de los comercios la zona, de los niños que visitan junto a sus maestras la Casa Histórica y de todas personas que esperan su colectivo en esa esquina.
Mientras Juan Carlos charlaba con nosotros, se acercó a firmar el pedido Valeria clienta fiel, fanática de los pochoclos y de la achilata. “Yo no entiendo porque le quieren hacer esto, el trabaja desde temprano, hace 8 años que está acá. Consumo sus productos, son riquísimos, doy mí palabra. El trabajo dignifica, el solo cumple con su trabajo.”
“Cuando comenzó esto jamás pensé que la gente sería tan solidaria, ni pensé que “awnka” significaba tanto para los tucumanos. Me dan su apoyo, cuando les cuento que me quieren sacar y firman sin dudarlo. Unos chicos alemanes vinieron a comprar achilata y les conté, en lo que lograron entenderme, no dudaron en firmar y dejaron su número de pasaporte. Eso es hermoso, los niños de las escuela me dicen que no se lleven al carrito, por eso habilité un un libro de actas para que también puedan firmar ellos”.
Juan Carlos asegura que continuara con la campaña para que el carrito se quede porque siente la obligación moral de defender lo que construyo con tanto amor. El asegura que desde la Municipalidad de San Miguel de Tucumán, le respondieron que se tendría que ir porque vende alcohol, y no esta permitido en la vía publica. La aloha , es una bebida ancestral que realizaban los habitantes originarios de nuestra provincia y contiene este ingrediente.
El carrito se gano un lugar en el corazón de todos de los tucumanos, por eso continuará con la lucha, el próximo paso de la campaña sera subir las fotos de todos los turistas que pasaron el lugar. “La idea es reflejar lo importancia de nuestra identidad, nuestra “tucumaneidad”, no podemos perder algo que es nuestro que nos representa”.