Los eventuales traseuntes de calle Delfin Gallo al 700 nunca esperaron ser espectadores de una secuencia que quedó grabada en sus retinas. Durante un largo par de minutos, una mujer se post{o en la salida de un hotel alojamiento ubicado en ese sector del norte capitalino. Se la veía nerviosa caminar, mientras miraba la salida de cada uno de los vehículos del lugar hasta que, reconoció la camioneta roja en la que su marido se mueve. No dudó un instante y se paró, sin miedo, frente al rodado que avanzaba lentamente hasta detenerse a sus pies.
La esposa, observaba a la amante sentada en el asiento del acompañante y las puertas cerradas con seguro. Casi como un puma, la mujer se trepó al capot y comenzó a dar golpes contra el parabrisas hasta ocasionar las roturas que provocaron que el infiel marido abriera la ventanilla para tratar de esbozar algunas palabras para tranquilizarla.
Nada sirvió, durante varios minutos la enojada esposa continuo con los insultos hasta que la joven morocha de pelo largo que acompañaba a su marido tomó coraje, abrió la puerta, y escapó a las corridas del lugar.
