De profesión docente, una elección con el corazón

Publicado el: 12 septiembre, 2018

El elegir ser maestra, no es una decisión fácil de tomar. Los docentes saben que no es sencillo, deben hacer cursos costosos para sumar puntos y llegar a tener una posibilidad de entrar en el sistema . Sin contar que a veces deben salir a las 4 o 5 de la mañana de sus casas, para poder viajar al interior de la provincia y llegar a dar clases a sus alumnos. Conoce las experiencias de dos jóvenes maestras Melisa y Roxana que son felices en el aula.

Melisa es maestra de música, de nivel inicial y de expresión artística. Trabaja desde los 18 años, recorrió varias escuelas hasta que llegó a su actual destino en la ciudad de Aguilares. “Me queda un poco retirado porque vivo en San Miguel, salgó a las 5 de la mañana para poder llegar a clases a las 8:00. Tomó el primer colectivo que me lleva a la ciudad de Aguilares”, relata Melisa que se siente muy importante cada vez que llega a la ciudad y todos las saludan con el respetuoso y afectuoso “Buen día Señorita”.

“Cada día aprendemos algo nuevos, es muy gratificante nuestra profesión y si podría la volvería a elegir” expresa con entusiasmo. Pero claramente un brillos especial se nota en sus ojos cuando habla de su escuela popular de Monteros. “En la Escuela Popular, tengo alumnos de 5 años en adelante. No hay límites de edad para expresarse, el abanico de posibilidades que tenes es hermoso”. La joven maestra de 28 años nos muestra a través de sus experiencias el amor que brinda a sus alumnos y la enseñanza que ellos le dejan día a día. “Me siento muy cómoda en mis escuelas y disfruto de mi trabajo. También te encontrar con muchas realidades y creo que es ahí donde se ve la verdadera vocación del ser maestra por Amor” cerró casi con una lágrima al recordar historias de sus alumnos.

Roxana es docente de nivel inicial y de música, actualmente trabaja en la Escuela de San Pablo. Es la “Seño de música” o la “seño Roxana”, que recuerda sus comienzos siendo muy chica en una escuela de León Ruges en Monteros. “Creo que esa fue la escuela que más me costó dejar, ya me sentía parte del pueblo. Salía de casa en Yerba Buena a las 4:30 o 5:00 de la madrugada para tomar el primer colectivo que me llevara a la terminal y de ahí subía al exprebus que me dejaba en León. Una vez me dormí y desperté en Concepción “cuenta entre risas.

“Al ser seño de educación artística lo mas lindo es cuando los niños pueden disfrutar del arte, expresando sus creatividad. Siento que se me eriza la piel cuando puedo ver el resultado de un proceso” expresa con emoción.

El llegar cada día al aula y que te reciban con un aplauso o con un beso no tiene precio para la “Seño de música”. “El aprender cada día junto a ellos, es nuevo camino, un nuevo descubrir. Ver sus caras y su emoción a la hora de bailar o cantar es emocionante y me llena de orgullo” relata.

Estas “seño de música” no sólo compartan la profesión y la vocación, sino que también son primas y se apoyan en cada pasó que dan. En algo coinciden y es que cada vez que entran al aula se olvidan un poco de la realidad para disfrutar de la música o del arte y sobre todo de la inocencia en estado puro de los niños.

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