El crimen de un hombre que fue a un local bailable a buscar a su mujer de la que estaba separado de hecho, es uno de los hechos que tiene confundidos los efectivos que tiene a su cargo la investigación.
Es que Enrique Escobar, de 40 años, protagonizó minutos antes de que lo asesinaran de siete disparos, un escándalo que no pasó desapercibido para los testigos que se encontraban en la puerta del local bailable en Marina Alfaro al 800, la madrugada del domingo.
El hombre, que salió del penal de Villa Urquiza en diciembre pasado, donde estuvo confinado por homicidio, acudió enfurecido al lugar luego de que alguien le avisara que su ex mujer estaba en ese lugar en compañía de otro hombre. Cabe aclarar que Escobar estaba separado de su mujer por lo que los investigadores intentan averiguar que fue lo que activó la encendida reacción de presentarse en el lugar. Después de localizar a la mujer dentro del lugar, la obligó a salir y una vez en la vereda, de acuerdo con lo que afirman los testigos, el hombre la agredió “zamarreándola de los pelos” antes de que la pareja empezara a insultarse a los gritos.
La incómoda situación quedó zanjada de momento, con la decisión del hombre de marcharse del lugar. Escobar caminó hacia el sur apenas unos 150 metros antes de que fuera interceptado y acribillado a balazos. Un testigo, cuyo nombre es preservado por seguridad, afirma que la víctima “fue rematada” una vez que cayó al piso por su ejecutor. No obstante, se sorprenden todo de la rapidez del desenlace fatal, en caso de que el crimen haya sido la consecuencia de la discusión previa que Escobar había mantenido.
Por eso, los pesquisas no descartaban que el homicidio haya sido parte de un ataque premeditado sufrido como consecuencia de la causa penal por homicidio por la que estuvo en prisión. La otra posibilidad, es que haya podido ser víctima del abordaje de un delincuente en un intento de asalto, que podría haber tenido como motivo, la resistencia de la víctima.
Foto: La Gaceta