Neuronas y pornografía, almas espejo sexuales

Publicado el: 20 febrero, 2016

Ver pornografía es como tener sexo real, al menos a nivel cerebral.

Quizá si la frase anterior la dijera algún adolescente hormonal, uno podría entender. Sin embargo, eso no lo dice un adolescente obnubilado por la mera idea del sexo, sino que está sostenido mediante estudios científicos.

Esto se debe al desempeño de las neuronas espejo, las cuales juegan un papel importante en el proceso que nuestro cerebro realiza para conocer el mundo que nos rodea. Gracias a las neuronas espejo somos capaces de repetir acciones vistas en nuestros semejantes y a partir de ahí, aprender cosas nuevas y hasta generar empatía por los otros.

Las neuronas espejo y su papel en la evolución de la humanidad. Estas neuronas se activan cuando observamos a alguien hacer determinada tarea, y nuestro cerebro actúa de cierta forma como si la estuviésemos realizando nosotros. Es decir, nuestra actividad neuronal cuando vemos a alguien realizar una tarea específica es la misma (o muy parecida) a cuando nosotros realizamos esa misma tarea.

A la hora del porno

Lo interesante es, entonces, pensar cómo reacciona nuestro cerebro cuando la tarea específica de la que hablamos es el sexo; es decir, cuando alguien ve pornografía. Más allá de cualquier juicio moral, el objetivo de este artículo es poner de manifiesto las implicaciones que esto conlleva en la percepción de la realidad.

El doctor Harold Mouras, de la Universidad Picardie Jules Verne, realizó una serie de ensayos para observar la manera en que nuestro cerebro reacciona ante los estímulos sexuales y la pornografía. Durante los experimentos, el doctor Mouras eligió a varios voluntarios y les puso diferentes vídeos, mientras les realizaba una resonancia magnética y monitorizaba su excitación.

Las pruebas demostraron que la excitación vino acompañada de una intensa actividad en elPars opercularis, una región que se caracteriza por la abundancia de neuronas espejo.

Gracias a ese experimento se concluyó que el cerebro reacciona de manera muy parecida cuando ve pornografía a cuando realiza el acto sexual. La visión activa las neuronas espejo y éstas nos hacen creer, a ese nivel, que estamos protagonizando nosotros el acto sexual, no sólo viéndolo. “Las neuronas espejo son como la orden”, dijo Harold Mouras y remató que “la activación viene antes de la erección”.

Podría parecer exagerado decir que ver porno es como tener sexo, pero existe una transpersonalización y de alguna manera es lo mismo. Cualquiera podría argumentar que no es lo mismo a nivel sensorial cuando uno ve que cuando uno hace, y sin embargo, esto es sólo una distinción de intensidad. Lo relevante de los estudios mencionados es que ver porno puede activar exactamente las mismas neuronas que se activan cuando se tiene sexo.

Qué pasa con un adicto a la pornografía

En otro estudio, realizado en la Universidad de Cambridge por la doctora Valerie Voon, se comparan las reacciones cerebrales de un grupo de hombres adictos a la pornografía, con otro grupo que no padece esta dependencia.

El resultado fue que el grupo sano se excitó viendo las imágenes, mientras que el grupo adicto duplicó esa excitación. Los investigadores concluyeron además que “la adicción a la pornografía está en el mismo nivel que la adicción al alcohol o a otras drogas psicoactivas”.

Durante el orgasmo, el cerebro segrega grandes dosis de dopamina, sustancia que puede generar una adicción; es decir, puede generar una necesidad química de obtener dicha sustancia, por lo que si la persona no practica el sexo regularmente, tendrá necesidad de dopamina y la buscará a través del consumo de pornografía. Según el mismo estudio, la adicción al sexo es de uno de cada 25 adultos, cuyo comportamiento se ve afectado por la conducta sexual compulsiva, una obsesión con pensamientos sexuales, sentimientos o comportamientos derivados o que promueven el sexo.

Por su parte, el Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Cambridge, en otro estudio descubrió, mediante imágenes de resonancia magnética funcional, que hay tres regiones significativamente más activas en el cerebro: el estriado ventral, el dorsal cingular anterior y la amígdala.

El estriado ventral está involucrado en el procesamiento de la recompensa y la motivación. La corteza cingulada anterior dorsal, está implicada en la anticipación de recompensas y ansias por la droga. La amígdala está involucrada en el procesamiento de la importancia de los acontecimientos y las emociones. En los objetos de estudio, el deseo también se correlacionó con mayores interacciones entre las regiones dentro de la red identificada —con una mayor intercomunicación entre la corteza cingulada dorsal, cuerpo estriado ventral y la amígdala—.

Estos hallazgos sugieren que el estriado ventral puede ser importante en los aspectos de desarrollo de los comportamientos sexuales compulsivos en una manera similar como lo es en las drogodependencias.

Asimismo los videos pornográficos presentan imágenes básicamente ficticias, técnicas, posturas y situaciones sexuales que rara vez corresponden a las prácticas comunes. Por eso otro de los riesgos del uso intensivo de la pornografía es que muchos de los espectadores dejan de sentir excitación sexual en situaciones reales, perjudicando a la hora de tener una erección o poder llegar al orgasmo.

Fuente: Patricia Monge

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