Atropelló y mató a tres personas, se escapó y, para tratar de esquivar su responsabilidad, enterró su auto dos metros bajo tierra. El conductor, acusado de triple homicidio culposo, se entregó esta tarde. En tanto, sus hermanos fueron detenidos ayer cuando la Policía allanó la vivienda en la que residen y encontró el vehículo, luego de realizar una excavación.
Durante la madrugada del lunes último, el sospechoso, quien tiene 31 años, atropelló con su Renault 9 azul a cinco personas que caminaban por el costado de la ruta 302, en inmediaciones de la localidad de Ranchillos, 31 kilómetros al sureste de esta capital, donde habían concurrido a un baile de carnaval. El conductor se dio a la fuga a alta velocidad y dejó abandonadas a las víctimas, tres de las cuales fallecieron y fueron identificadas como Sol Maribel Álvarez, de 13 años, Hugo Barrera, de 25 y Ramona Marcela Giménez, de 40. En tanto, las adolescentes Daniela Tarascio, de 15 años, y Lucía Micaela Ayala, de 16, resultaron gravemente heridas tras ser arrolladas y permanecen internadas en esta capital.
Tras una intensa investigación, la Justicia encontró pistas firmes sobre el paradero del prófugo y ordenó realizar un allanamiento en su vivienda, ubicada en el paraje de La Tala, a 10 kilómetros de Ranchillos.
En el fondo de la casa, en un terreno donde hay un cañaveral, los policías descubrieron que se había removido y arado la tierra, simulando un sembradío. Cuando comenzaron a cavar, comenzaron a desenterrar partes del auto, que estaba parcialmente desguazado.
Según fuentes judiciales, el chasis del auto estaba dos metros bajo tierra, mientras que en el interior de la vivienda se encontraron el motor, las ruedas y otras partes del Renault 9.
El operativo fue encabezado por el fiscal de Instrucción Penal de la IV° Nominación, Diego López Avila, junto al comisario Luis Pereyra, jefe de la Unidad Regional Este de la Policía.
Se presentó el automovilista que atropelló a seis personas en Ranchillos y mató a tres de ellas. pic.twitter.com/TquMaafLWi
— Mauro Schrotlin (@Masch90) febrero 19, 2016
Fuente: La Nación / Foto: Mauro Schrotlin