Una octogenaria fue víctima de un cobarde robo conocido como “El cuento del tío”. La víctima perdió la jubilación en la puerta del banco donde había percibido minutos antes sus haberes mensuales.
Petrona Molina tiene 79 años y todos los meses acude, como la mayoría de los abuelos, a cobrar su jubilación en un banco ubicado en calle Crisóstomo Álvarez al 900. El día martes, alrededor de las 11.30 salio con los 7590 pesos que cobra dentro de una bolsita en la que, además, tenia su documento de identidad.
Solo unos metros había avanzado la abuela por calle Crisóstomo cuando fue sorprendida por una mujer de unos 25 años que le dijo “Hola, Tía. Tanto tiempo. ¿Qué pasa que no me vas a visitar?. Sin tiempo casi a reaccionar, la invitó a buscarla en su auto para poder concretar la visita. Mientras, anotaba un supuesto número de teléfono para retomar el contacto perdido.
Petrona, con sus casi 80 años encima trataba de recordar a la intrusa que seguía hablándole y proponiendole encuentros. “¿Cobraste ya? mostrame la plata porque yo también cobré y me dieron todos billetes falsos”, ese fue la actuación que, tan verídica, le garantizó su cometido. La anciana le mostró el dinero junto a la boleta de sueldo. En sólo segundos, la ladrona había cambiado el dinero por papeles que envolvió en la misma boleta de sueldo y que ella misma volvió a meter en la bolsa para que “nadie viera que llevaba plata la abuela”, tras lo que la saludó argumentando que la “estaban esperando”.
Petrona siguió caminando tratando de recordar quien era la supuesta sobrina, hasta que llegó a un kiosco cercano a la esquina de Catarmarca, donde había encargado un sándwich. Metió nuevamente la mano en la bolsa y en lugar de los 7590 pesos encontró varios folletos y dos billetes de 20 pesos.
Desesperada, la jubilada realizó la denuncia en la comisaría primera donde pudo comentar que la falsa pariente era una mujer de tez oscura, pelo corto, baja estatura, robusta cara redonda, ojos negros y nariz pequeña.