“Lo que vi es algo que nunca olvidaré. Venía caminando con mi amigo cuando vimos que un auto salió de la ruta y se vino hacia la gente que venía caminando”.
Alejandro Tano vio como el conductor aceleró y embistió a las personas “que volaban y caían al asfalto y en los cañaverales”, antes de volver a acelerar y escapar. No pudo ver más. Solo escuchar. Los quejidos de las personas heridas y posteriormente, gracias a las luces encendidas de otro vehículo la imagen de una de ellas tirada en el pavimento será un recuerdo que guardará toda su vida.
Tano había decidido la noche del domingo, como muchas otras personas asistir al baile del carnaval del Club Ranchillos. La celebración es ya un clásico en la zona. Al salir del club, junto a otras personas fue testigo privilegiado de como se consumaba la barbarie a manos del por ahora anónimo conductor.
El brutal impacto del vehículo contra el grupo dejó como saldo la muerte de tres personas: Hugo Daniel Barrera, de 25 años; Marcela Ramona Jiménez, de 40; y Maribel Sol Álvarez, de 13 y otras dos que se encuentran en estado reservado en el hospital Padilla.
Los heridos fueron identificados como Lucía Micaela Ayala, de 16 años y Antonella Tarascio, de 17, con politraumatismos y traumatismo encéfalo craneano. Esta última, es familiar de Ramona Jiménez, una de las víctimas fatales del hecho.
“Están siendo monitoreadas en forma permanente. Tienen traumatismos múltiples y vamos a ver como es su evolución”, indicó Olga Fernández, la directora de ese nosocomio a Tucumán sin Filtro.
En tanto, la policía trabajaba entrevistando a ocasionales testigos a fin de poder identificar al autor de la tragedia.
“Queremos saber quien es. Que fue lo que pasó. Queremos justicia. En ese lugar siempre hay problemas. Está todo oscuro y casi no hay banquina. Se convierte en una boca de lobo. En los bailes siempre hay problemas. El año pasado también hubo problemas. Se ponen todos “machados” no hay control de venta de alcohol, es un negocio. El único que se beneficia es el dueño del club”, dice Margarita, tía de Ramona, una de las víctimas a Tucumán sin Filtro. La mujer es velada en su casa en el Ingenio San Juan. Tenía 40 años y dos hijos que ayer estaban destrozados.
“No puedo creer lo que pasó con la mamá. Me despertaron para decirme que había un accidente y que la chocaron. Yo salí para allá medio dormida pensando que la iba a encontrar y me comunicaron que ya estaba muerta”, dice Tatiana, la hija de Ramona. Los rostros de dolor apiñados en una pequeña sala donde velaban a la víctima eran también una muestra de impotencia.
“No podemos permitir que todo siga así. Esto se tiene que terminar. Ojala suspendan los bailes de una buena vez”, dijo Margarita, quien esperaba recibir una llamada de la policía avisándole que ya tenían al conductor. “Ese es un asesino. Ojala lo agarren”, dijo otra vez.