“Yo sé que todo esto es difícil. Pero soy alguien que se sobrepuso a la tragedia y ahora estoy fuerte y entera para seguir luchando. Por mi nieta pero también ahora por mi hija”. La que habla con Tucumán sin Filtro es Andrea Foissac, la abuela de la infortunada campeona sudamericana de taekwondo, Jéssica Dumont, cuya causa judicial sigue abierta en Tribunales.
Solo por esta única razón, es que Andrea decide que tiene que hablar y nosotros decidimos que hay que escucharla.
La delicada historia de la familia que inició cuando la adolescente se quitó la vida en 2009 por el acoso sexual que sufría a merced de su padre sumó un nuevo capítulo dramático el domingo. Mientras la familia espera que se produzca un avance en la causa por abuso sexual, Celine Foissac, la madre de Jéssica, intentó repetir el acto que había realizado su hija antes en el mismo departamento de Salta al 100.
La encontraron con un disparo en el torax y así la llevaron al hospital Centro de Salud donde los médicos primero lograron compensarla y tras una intervención en el quirófano, los médicos empiezan a sorprenderse con su evolución.
“Hablé con los médicos y están sorprendidos. Sólo queda esperar que siga evolucionando. Por eso, voy a seguir al lado de mi hija. Porque Dios quiere que siga viviendo”, dice Andrea que parece emocionarse pero no llora. Su entereza es la vara que regula el temple de una familia entera: ahí están su nieto que la mira asombrado mientras ella habla.
Celine Foissac seguía un tratamiento psicológico mientras esperaba, como toda la familia, que la causa contra el padre de Jéssica avanzara sin mucha suerte. Los recuerdos dolorosos siempre están. Aparecen desde una carta que la adolescente dejó y los comentarios que la deportista hizo en vida a sus amigas. “Por este hijo de p…me quiero matar”, le dijo Jéssica a una amiga en referencia a Roberto Dumont, su padre.
Horas antes de su terrible decisión, la joven había asistido a una fiesta de amigos y luego a la casa de una amiga. Al día siguiente, el 12 de julio de 2009, Dumont ingresó por la fuerza al domicilio y, según refiere la causa judicial, “levantó de los pelos” a su hija de la cama y la llevó a la comisaría seccional séptima, donde pidió que se le hiciera un “examen vaginal” y una rinoscopía , un insólito pedido que desconcertó a los policías que procuraron hacer entrar en razón a un hombre que estaba completamente desbordado.
Ese mismo día, a las 6 de la tarde, la tragedia se consumaría en el edificio de Salta al 100 y ya nada volvería a ser igual para la familia.
La abuela y la madre de la reconocida deportista se enteraron después de su muerte de los macabros detalles que rodeaban la vida de la adolescente. Una causa impulsada por la familia se inició contra Dumont a quien consideraban responsable del suicidio y de “severas lesiones psicológicas por el maltrato y humillación a la que la sometió su padre” . Pese a las declaraciones de cuatro amigas de Jéssica, el ex fiscal Guillermo Herrera solicitó su sobreseimiento de Dumont.
“La noticia nos golpeó porque la instigación a suicidio entendida por el maltrato sufrido por mi nieta estaba configurado. Pero ahora esperamos que se fije la audiencia de juicio oral por el delito de abuso sexual. Estamos seguros de que vamos a conseguir condenar a Roberto Dumont, pese a que hay una sociedad que ya lo ha condenado por lo que hizo”, afirma Andrea, que parece haber abandonado -solo momentáneamente-su lucha para enfocarse en su hija Celine, aún internada.
“Conseguí hablar con ella. Si Dios quiere se va a salvar. Y una vez que pase eso vamos a seguir. Por mi nieta, por mi hija, y por toda mi familia”.