Por Mariana Romero-El último cuarto intermedio de la quinta jornada del juicio por el crimen de Paulina Lebbos se convirtió en un verdadero escándalo cuando uno de los imputados estalló en una crisis de nervios tras recibir, de acuerdo a sus dichos, una propuesta desde la cárcel.
Nicolás Barrera, ex subjefe de Policía, descansaba en el concurrido palier de Tribunales a la espera de que sea su turno de declarar. De acuerdo a su relato, se le acercó un hombre, que se presentó como el comisario mayor retirado Rafael Gómez, abogado de Enrique García, el comisario de Raco condenado a cinco años de prisión por encubrir el crimen. Barrera dijo que el hombre le trajo un mensaje del preso: decía que se arrepentía de haberlo involucrado en la causa y que lo hizo presionado por el fiscal de instrucción Diego López Ávila y quien en el momento del juicio era su abogado, Roberto Blasco. Indicó que el reo le ofrecía un acuerdo, pero no especificó cuál.
Los nervios del imputado estallaron. Comenzó a gritar lo que acababa de ocurrir. Su voz retumbó en los altos muros del edificio y convocó a la prensa de inmediato. En los videos, se lo puede ver fuera de sí, reclamando que García le había arruinado la vida junto a López Ávila. “Nunca tuve ni una sanción ni un proceso y han metido a un testigo para inducirlo”, reclamó, intentando zafar de los brazos de su abogado, Gustavo Carlino, que intentaba abrazarlo.
Tremendo escándalo en tribunales. En un cuarto intermedio, Barrera estalló a los gritos asegurando que le arruinaron la vida pic.twitter.com/daid4SzDyj
— Juicio Paulina Lebbos (@JuicioLebbos) February 15, 2018
“Dijo que García lo corrió a Blasco porque lo indujo, en complicidad con López Ávila, lo amenazaron, le dijeron que le iban a dar 15 años de prisión si no me involucraba en el hecho hace cuatro años. Hoy tiene miedo por un careo. Tiene que venir ya García a prestar declaración”, dijo, ya más calmado.
Pero la furia volvió a apoderarse de Barrera al recordar a López Ávila. “Él me quería enquistar por una llamada telefónica en la famosa hipótesis de los hijos del poder. Pero eso lo voy a demostrar, está demostrado en la causa. Porque me cagó la vida. Acá ando con la tarjeta ciudadana, en el colectivo ando viajando porque me ha dejado sin nada. Eso es el daño que me ha hecho este hombre, pero la tiene que pagar”, reclamó.
“¿Qué quería demostrar López Ávila? ¿Qué era el mejor fiscal del mundo? ¡Es una porquería, es una persona que me ha causado mal a mí, a mi familia y vaya a saber a cuántas otras personas!”, dijo finalmente, antes de lograr tomar una pastilla y ser retirado por su abogado y un policía hasta una sala, donde fue atendido por personal médico.
Reanudada la audiencia, su abogado Carlino dijo ante el tribunal, llorando, lo que había ocurrido. Sobre el final de la mañana, el juez Carlos Caramuti invitó a pasar a Barrera (debe esperar afuera hasta su primera declaración) y le pidió que relate lo ocurrido. Minutos antes, el fiscal Carlos Sale había reclamado que Barrera, en su ataque de nervios, señaló al secretario de la fiscalía, Guillermo Taylor y reclamarle “por tu culpa estoy acá”. El asunto quedó saldado con un pedido de disculpas de Barrera.
Sin embargo, sí ingresó pasado el mediodía un escrito del abogado de García pidiendo no declarar, amparado en el artículo 237 del Código Procesal Penal de Tucumán. Sin embargo, tanto los defensores como la querella y la Fiscalía advirtieron que esa norma sólo habla de quiénes pueden ser peritos y que no guarda ninguna relación con la situación del condenado, por lo que pidieron al Tribunal que rechacen su pedido. Además, Carlino reclamó que se haga un careo con su defendido Barrera. El Tribunal anunció que resolverá el lunes la situación de García, pero que, por el momento, se mantiene su citación a declarar.
En tanto, el pedido de Carlino de que se cite como testigo al supuesto abogado de García que enfureció a su cliente fue rechazado.
Un abogado enojado
Antes del violento episodio de Barrera, la audiencia había sido suspendida de manera abrupta por otro hecho. Gustavo Carlino, abogado de Eduardo Di Lella, hizo una pregunta al imputado que estaba declarando, Hugo Sánchez. Sin embargo, interrumpió su propio cuestionario sorpresivamente: “perdón, pero no me parece jocosa la cuestión”. El juez Caramuti le preguntó a qué se refería y Carlino respondió “digo, nomás”. El presidente del tribunal le llamó la atención: o fundamentaba lo que había dicho o se conducía con respeto al Tribunal. Entonces, el abogado dio a entender que el juez Dante Ibáñez se había reído de él. El magistrado le respondió con energía, negando la acusación. Carlino la sostuvo. Caramuti dio por terminado el tema, levantando la voz y ordenando de inmediato un cuarto intermedio. No se volvió a mencionar el asunto.