Una denuncia por abuso sexual a un niño terminó de manera insólita, con policías persiguiendo a un entrenador infantil en medio de una cancha de fútbol.
La historia comenzó el fin de semana pasado. Un niño de nueve años que asistía a una escuela barrial de la zona sur de la capital llegó a su casa y un tío lo notó raro. El pequeño le contó que, después del entrenamiento, el profesor, de 68 años, lo había invitado a tomar una gaseosa a su casa. Luego añadió que el hombre lo había manoseado.
El lunes el padre de la víctima se presentó a hacer la denuncia y explicó detalles. Dijo que el caso era aún peor, que se había tratado de una violación con acceso carnal. El informe médico le indicó al fiscal Washington Navarro Dávila que esto era cierto: el pequeño tenía lesiones compatibles con un abuso sexual.
El miércoles a la tarde salió la orden de allanamiento. El objetivo era ingresar al domicilio del hombre, atraparlo y secuestrar ropa suya, para peritarla. La tarea recayó en efectivos de la comisaría 13°, Motorizada del 911 y Grupo Cero.
A las 18.50 se irrumpió en la vivienda del hombre. Con una testigo de 32 años se recorrieron las cuatro habitaciones, el comedor y la cocina, pero el acusado no estaba. Sus propios hermanos le dijeron a la Policía que lo iban a encontrar en una cancha cercana, donde entrenaba a los jóvenes.
Con esta información, los policías se dividieron el trabajo: llegaron a la cancha desde distintas calles para hacer un operativo cerrojo, con la idea de que el entrenador no escapara.
Al ver que iban por él, el hombre de 68 años comenzó a correr hacia el centro de la cancha mientras el motorista Mario Rearte lo perseguía, asegura un diario tucumano. Segundos después de reducirlo, llegó el oficial principal José Soria con la orden detención en la mano a leerle sus derechos.
Sin embargo, esta situación no fue pacífica: en ese momento los jugadores, de entre 10 y 12 años, y los padres que veían el partido salieron corriendo a defender al entrenador, sin saber de qué se lo acusaba. Según consta en los partes oficiales, comenzaron a tirar piedras a los móviles policiales que estaban detrás de los arcos hasta que actuó el Grupo Cero y los dispersó.
“Cuando se les explicó que tenía un pedido de detención por abuso no sólo se calmaron; algunas madres comenzaron a denunciar otros casos. Al parecer, no se habían animado a hacerlo antes, tenían miedo”, comentó una fuente que estuvo presente en el lugar.
El hombre fue presentado ayer en la fiscalía V°, pero se abstuvo de declarar. Navarro Dávila pidió su detención, con una particularidad: pidió que se lo enviara directamente al penal de Villa Urquiza, donde por lo general se aloja a las personas con prisión preventiva o condena.
Mientras tanto, también se solicitó que se aceleren los trámites para que se realice una sesión de cámara gesell con el pequeño, para que pueda contar a los investigadores el ataque que sufrió. (La Gaceta)