Por: Alvaro Mejuto
La mañana del 11 septiembre de 2011, el vuelo 11 de American Airlines, llevaba en su interior a 92 personas a bordo. Lo que iba a ser un vuelo de rutina, tuvo como destino trágico ser el primer avión en estrellarse contra una de las torres del World Trade Center (torre norte) en Nueva York, a las 08:46. De esta manera comenzaba el mayor atentado terrorista suicida que sufrió los Estados Unidos.
A las 09:02, el vuelo 175 de United Airlines, con 65 pasajeros a bordo, se estrellaba contra la torre sur del World Trade Center, a la vista de miles de personas.
Treinta y cinco minutos después (09:37), el Vuelo 77 de American Airlines se estrellaba contra la fachada occidental de El Pentágono, cobrándose la vida de las 64 personas que iban a bordo y de 125 personas que se encontraban dentro del edificio.
El cuarto avión secuestrado fue el vuelo 93 de United Airlines. Alrededor de las 9:28, los secuestradores se pusieron en marcha y sometieron a la tripulación. Es el único avión que no logró su objetivo (aparentemente eran el Capitolio y la Casa Blanca) y terminó estrellándose a las 10:03 o 10:06, en un campo abierto en Shanksville (Pensilvania), llevándose la vida de 40 personas.
Los atentados suicidas en manos de 19 terroristas, causaron la muerte de 3.000 personas (2.973 victimas reconocidas y 24 desaparecidas) y más de 6.000 heridos.
A 14 años de los terribles atentados suicidas, las imágenes de los aviones estrellándose contra el World Trade Center siguen grabados en las retinas de todo el mundo, como si hubieran ocurrido hoy.
11-S