Alquimia del Ser

Publicado el: 7 julio, 2017

Por Pablo Jozami-Desde diferentes marcos teóricos, tanto la psicología actual como también la física cuántica, las neurociencias y hasta la medicina abordan estudios en relación a lo que verdaderamente se aproxima a ser una ciencia del alma, basada en una visión integradora entre consciencia y armonía de cuerpo (como canal somático y como entidad biológica), mente, genealogía, emoción y espíritu. Entre sus diversas fuentes de estudio, las de mayor riqueza son el Budismo, el Tao, y también la medicina y cosmovisión de la mente nativa —el llamado Chamanismo. Quienes poseamos una verdadera apertura a la comprensión de estos fenómenos sabremos que al cuerpo humano lo habita un espíritu, inherente tanto a la existencia del ser como a la vida biológica del mismo. Las manifestaciones del espíritu son tres: consciencia de ser, voluntad de ser, amor de ser; elementos que en esencia nos diferencian a nivel biológico y espiritual del resto de los seres vivos. Es decir que, más allá de su biología, el humano es en esencia su propia consciencia de ser, que alcanza —en su máximo desarrollo biológico y espiritual— a ser una consciencia Universal; su voluntad de ser, que siendo siempre la voluntad de dar lo máximo de sí, lo vuelve ilimitadamente creativo; y su amor de ser, que en su florecimiento es de tal sensibilidad que lo vuelve capaz de encontrarse y amarse en todos. Estas manifestaciones de nuestro ser, son en principio el reflejo de nuestra naturaleza divina, la expresión de aquella imagen y semejanza del Ser Creador. Por lo tanto, mientras continuemos dormidos en la inconsciencia, involuntarios y esclavos de la repetición y el hábito e insensibilizados y apáticos frente a nuestros hermanos humanos y a la vida misma, no solo estamos faltando y atentando contra nuestra naturaleza humana sino también contra nuestra naturaleza divina. Y nuestro Universo interior refleja su desorden y desequilibrio en nuestro Universo exterior generando caos y destrucción. Por lo tanto la única manifestación de lo verdadero en la vida es aquella que solo expresa el orden de lo natural y lo divino: consciencia, voluntad y amor de ser. Con total certeza pienso que en el cuerpo humano podemos encontrar al menos una partícula de cada materia que hay en el Universo.

Hace tres mil años había un ser humano, igual que tú y que yo, que vivía cerca de una ciudad rodeada de montañas. Este ser humano estudiaba para convertirse en un chamán, para aprender el conocimiento de sus ancestros, pero no estaba totalmente de acuerdo con todo lo que aprendía. En su corazón sentía que debía de haber algo más.

 

Un día, mientras dormía en una cueva, soñó que veía su propio cuerpo durmiendo. Salió de la cueva a una noche de luna llena. El cielo estaba despejado y vio una infinidad de estrellas. Entonces, algo sucedió en su interior que transformó su vida para siempre. Se miró las manos, sintió su cuerpo y oyó su propia voz que decía: “Estoy hecho de luz; estoy hecho de estrellas”.

 

Miró al cielo de nuevo y se dio cuenta de que no son las estrellas las que crean la luz, sino que es la luz la que crea las estrellas. “Todo está hecho de luz –dijo-, y el espacio de en medio no está vacío” Y supo que todo lo que existe es un ser viviente, y que la luz es la mensajera de la vida, porque está viva y contiene toda la información.

 

Entonces se dio cuenta de que, aunque estaba hecho de estrellas, él no era esas estrellas. ”Estoy en medio de las estrellas”, pensó. Así que llamó a las estrellas el tonal y a la luz que había entre las estrellas el nagual, y supo que lo que creaba la armonía y el espacio entre ambos es la Vida o Intento. Sin Vida, el tonal y el nagual no existirían. La Vida es la fuerza de lo absoluto, lo supremo, la Creadora de todas las cosas. Del texto Espejo Humeante, extraído del libro Los Cuatro Acuerdos.

Pablo Jozami se define como cocinero, artista plástico, músico y poeta.

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