La comunidad del Gymnasium y la Universidad nacional de Tucumán se encuentra conmovida por la muerte de Matías Ignacio Albornoz Piccinetti, de 17 años, apuñalado durante una pelea entre estudiantes.
En Facebook muchos compartieron e hicieron propias las palabras de Nacho Jurao, egresado del Gymnasium, que reproducimos a continuación:
Quiero decir tantas cosas que no sé ni qué decir ni por dónde empezar. Soy egresado del Gymnasium. Nunca hablé con Matías, aunque íbamos al mismo colegio. De todos modos lo veía todos los días porque me lo cruzaba en los pasillos y porque además él vivía (que horror usar ese verbo) más o menos cerca de mi casa y casi siempre viajábamos en el mismo colectivo para ir a clase. Pero además de eso no éramos amigos. No sabía nada de él.
Sí sé, por otro lado, algo que hay que poner en discusión. Un pequeño detalle que muchos de los que hoy estamos pidiendo justicia (Yo, incluido) pasamos por alto: Ayer no fue la primera vez que ocurre eso que se conoce como “una pelea entre chicos de distintos colegios”. Esas agresiones existen desde siempre. Yo fui testigo (y por lo tanto cómplice) de un montón de peleas en la Santiago y 25 de Mayo. Cuando se inauguró el Burguer King de esa esquina todos los viernes la vereda colapsaba de gente. Todos éramos alumnos de una u otra secundaria de la zona, aunque también había chicos, como los del IT, que se caminaban un montón de cuadras para llegar a este lugar y a este momento. Los viernes en B.K. El evento social de la semana. Y aquí quiero marcar una diferencia, porque hoy en día ese punto de encuentro se mantiene pero no tiene la misma magnitud que hace un par de años. Realmente no se podía caminar, ni por la vereda de B.K., ni por la del frente, ni en ningún lugar. El amontonamiento de cuerpos era similar al que se ocurre hoy por hoy en un boliche. Y ese espacio no se ofrecía sólo como un momento para presumirse (en el que había metidas de mano en una teta, o vergas erectas apoyándose con naturalidad sobre el reverso de una pollera), sino que también había (y hay, como penosamente lo sabemos hoy) violencia.
Yo nunca me fui a las piñas porque nunca aprendí a pelear y porque soy un cagón. Hoy lo puedo reconocer sin ningún pudor, pero antes me hubiera dado mucha vergüenza admitir que no sabía pelear. No me sentía indefenso, sino simplemente inferior. Un maricón, como quien dice. Pero tenía un consuelo: me quedaba atrás, mirando a los que se iban a las piñas y alentando a los gritos al que yo conocía. Y no era el único. A la par mía había mucha gente, desde adultos que pasaban caminando y mirando para otro lado hasta chicos y chicas de mi edad, en la misma situación. Todos disfrutando del circo de las peleas entre colegios. Nadie se imaginaba que esas manos con las que entonces aplaudíamos ahora están manchadas de sangre. Todas. Porque todos estuvimos ahí. Todos participamos en algún momento del circo de peleas entre colegios. Peleando adelante, o atrás, mirando. No nos hagamos los boludos ahora.
Hoy hay un muerto y un asesino. Pero la violencia siempre estuvo ahí y nunca se dijo nada sobre eso. Y ahora mismo también hay mucha gente que colabora para empeorar esta situación. Hay grupos de whatsapp integrados por padres de alumnos del colegio en los que anda circulando una cadena de mensajes con información personal (Nombre completo, colegio, número de documento, domicilio) del chico que apuñaló a Matías. PADRES, COMPARTIENDO INFORMACIÓN PERSONAL, COLABORANDO CON LA CACERÍA DE BRUJAS. PADRES, QUE NO ESTÁN BUSCANDO JUSTICIA, SINO DANDO LUGAR A MÁS VIOLENCIA. ¿Qué quieren hacer con el asesino? ¿Matarlo también? ¿Ir a buscarlo a su casa y reventarlo a trompadas? ¿Eso es justicia? ¿Para esto murió Matías? El rostro del asesino también anda circulando por redes sociales. Y a decir verdad vi más fotos del asesino que fotos de Matías.
El discurso gymnasista, tanto para quienes estudian en el colegio como para quienes somos egresados, nunca se va a despegar de la idea de la autodisciplina. Y en ese sentido yo quisiera hacer este aporte: Si vamos a pedir justicia seamos honestos. De nada sirve exigir que el asesino vaya preso si esta muerte que hoy nos pesa a todos no nos hace pensar un poco en la responsabilidad que tuvo y tiene cada uno. Es muy fácil señalar a dedo a un culpable, castigarlo y después lavarse las manos. Muy fácil, muy rápido, y muy conveniente. Pero la cosa no termina ahí. Autodisciplina es ser consciente de las acciones de uno. ¿Qué quiero decir con esto? Que si alguna vez te hiciste cagar en la calle con un chico de otro colegio, entonces vos también lo mataste a Matías. Si alguna vez fuiste a ver a dos chicos de secundaria peleando en la calle, entonces vos también lo mataste a Matías. Si alguna vez pasaste caminando a la par de una pelea y miraste para otro lado, entonces vos también lo mataste a Matías. Si vos sabías que tu compañero de curso tenía un cuchillo y no hiciste nada, entonces vos también lo mataste a Matías. Si alguna vez fuiste al baile de un colegio, te pusiste en pedo y te hiciste cagar con otro tipo, entonces vos también lo mataste a Matías. Digamos la verdad, por favor. No hay un solo asesino. El cadáver lo estamos arrastrando entre todos. UNO APUÑALA, OTRO SE MUERE PERO TODOS PARTICIPAMOS. A MATÍAS LO MATAMOS TODOS.